Debo reconocer que siempre he odiado las películas de princesitas Disney. Mientras yo veía He-Man, robots gigantes del festival, felinos cósmicos o capitanes del futuro, mi hermana le pedía a mi viejo maléfico arrendar sin parar los VHS de La Bella Durmiente. Loco, si fueron cien veces, es poco. Y claro, yo cagaba con el uso del VHS. No podía ver mis cintas carreteadas de Visionaries: Knights of the Magical Light. True Story. El dueño del video club creo que ahora viaja por el mundo gracias a todo ese dinero mal gastado, mientras me pica que el molde y las influencias ahí quedaron. Es como un lavado de cerebro, creo.
Sea como sea, Disney este año regresa a las producciones de animación tradicional con The Princess and The Frog, sólo para el próximo aplicar un híbrido que parecerá animación tradicional pero que tendrá sus capas de CG bien puestas, con todo y el aspecto 3D tan popular hoy por hoy. El proyecto utilizará a una de las princesas a la que no han usado para moldear a las comadres del futuro, Rapunsel, película que aquí presenta arte conceptual que ya da las señales que la clásica factoría quiere al menos dejar los trazos de la animación tradicional bien puestos. Comadres, si cuando niñas sufrieron del lavado de cerebro, vomiten sus comentarios y pidan la lobotomía aquí mismo.
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