La travesía del director argentino Juan Pablo Zaramella para llegar a los premios de la academia contada en primera persona y con todos los detalles.
El joven estudiaba animación y tuvo una revelación cuando conoció la plastilina es el mismo que hoy habla de la posibilidad de tener entre sus manos la figura humana más codiciada en la industria del cine: la de Oscar. Si bien Juan Pablo Zaramella comenzó a realizar cortos de animación independiente hace diez años, la historia se remonta un poco más atrás cuando apenas era un niño. Cuenta el referente de la animación en la Argentina que “me gustaba mucho dibujar y una de las cosas que me hizo dibujar fue justamente ver dibujos animados. Me acuerdo de querer copiar personajes de animación por ahí de Disney o de la Warner directamente de la tele a la hoja. De hecho, fue la primera profesión que le mencioné a mis viejos, les decía que quería ser “dibujo animero”. Después con el paso de los años y la adolescencia me viré más para el lado del humor gráfico y me empezó gustar mucho el cine. Me inscribí un par de veces en la Enerc pero era principios de los noventa y sólo había seis vacantes por examen. Entonces me terminé anotando en la Escuela de Cine de Avellaneda para estudiar animación con siempre con la idea de entrar en algún momento a la carrera de cine. Al final me enganché con la animación y volví sin querer a la idea original de cuando era chico.”
Eran tiempos difíciles en la Argentina, pero más aún a la hora de dedicarse por completo a un terreno casi inexistente, la animación y mucho menos de forma independiente. De ese entonces probablemente datan algunos trabajos “monótonos” que le sirvieron luego de inspiración para su último trabajo Luminaris que tantos premios de festivales internacionales le trajo así también como una pre selección para los Oscar. Juan Pablo recuerda que “cuando comencé a estudiar prácticamente lo único que se hacía era animación comercial en publicidad y en cine tipo lo que hacia Ferré pero ni siquiera era mucha. Uno estudiaba simplemente por placer o por gusto, pero como yo ni siquiera pensaba estudiar animación para dedicarme específicamente a ser animador no era un problema para mí. Era como un pasatiempo, mi intención era ser un director de cine.”
Sin embargo antes de completar la carrera descubrió la llave que le abriría las puertas para su producción independiente al punto que han sabido llamarlo “el hombre plastilina” al mismo tiempo que ganarse la vida. El famoso Eureka. “una de las cosas que estaba buena en la carrera era que te hacían un repaso por todas las técnicas existentes de animación. Y en el momento en que llegamos a la plastilina dije: “uy, esto es lo mío” Hubo algo en las primeras pruebas que hice que me dejó en claro que era mi técnica favorita. No sé si por el hecho de que me gusta mucho el cine y me daba la posibilidad de trabajar con set reales, de iluminar, más que nada eso me enganchó el tema de trabajar con cosas que existían. De hecho comencé a trabajar como ilustrador de plastilina también”
Sin ser conocido masivamente por su nombre, sin dudas todos tenemos a Zaramella de algún lado porque es quien pone rostro y cuerpo a muchos de los informes de Clarín donde trabaja en la sección Infografía del diario.
De Marte a Hollywood. El gran salto a la fama lo dio con el corto de 16 minutos Viaje a Marte, por lo menos en el mundillo del cine. Si bien previamente había tenido gran aceptación con El desafío de la muerte, un corto desopilante en el que un sujeto de plastilina se mete en una licuadora, cuenta Juan Pablo que "Viaje a Marte tuvo un recorrido muy importante por festivales. Los dos anteriores habían tenido un desempeño más modesto pero Viaje a Marte fue el primer corto que entró a todos los festivales a los que lo mandaba y en animación no tenés circuito mejor que ese.”
Y qué mejor como carta de presentación para un realizador que los 45 premios internacionales que se llevó este corto contando la historia del nene que le pide a su abuelo que lo lleve a Marte.
Sin embargo en su último trabajo Zaramella abandona la plastilina que le hizo tanto bien, en Luminariseligió la pixilación, una técnica de animación en la que las personas se convierten en los "objetos" animados cuadro a cuadro (contando para eso con las actuaciones de Gustavo Cornillón y María Alché) Experiencia de la que salió más que airoso con una pre selección para los Oscar, Juan Pablo remata “entrar era una posibilidad desde el momento en el que el corto había sido presentado, pero nunca sabes hasta dónde es real. Siempre te queda un dejo de duda porque desconocía el camino al Oscar. Ya había presentado Viaje a Marte y no pasó de la primera instancia, este corto en cambio pasó la primera selección grande que hicieron los miembros de la academia que filtraron de 45 a 10 cortos. El siguiente objetivo es que el corto esté nominado, que recién se define a fines de este mes. Si queda es ya un premio en sí mismo, es más te dan un diploma que es considerado un premio y te da mucha chapa para comenzar a hablar de proyectos con productores. Ganar el Oscar es como una beca que la usaría para mejorar las condiciones en las que hago mis películas. Trabajar más cómodo y no tener que pensar como va a llegar el dinero para vivir. Hasta ahora reparto mi tiempo entre la producción independiente y las producciones para vivir. Obviamente también quiero crecer y que tengan un alcance mayor pero no quiero sacrificar mi libertad para ganar más dinero. Más que querer un Oscar para llegar a Hollywood, un objetivo que no es el mío, lo que me daría a mí es esa tranquilidad para trabajar.”
Fuente: Elargentino
El joven estudiaba animación y tuvo una revelación cuando conoció la plastilina es el mismo que hoy habla de la posibilidad de tener entre sus manos la figura humana más codiciada en la industria del cine: la de Oscar. Si bien Juan Pablo Zaramella comenzó a realizar cortos de animación independiente hace diez años, la historia se remonta un poco más atrás cuando apenas era un niño. Cuenta el referente de la animación en la Argentina que “me gustaba mucho dibujar y una de las cosas que me hizo dibujar fue justamente ver dibujos animados. Me acuerdo de querer copiar personajes de animación por ahí de Disney o de la Warner directamente de la tele a la hoja. De hecho, fue la primera profesión que le mencioné a mis viejos, les decía que quería ser “dibujo animero”. Después con el paso de los años y la adolescencia me viré más para el lado del humor gráfico y me empezó gustar mucho el cine. Me inscribí un par de veces en la Enerc pero era principios de los noventa y sólo había seis vacantes por examen. Entonces me terminé anotando en la Escuela de Cine de Avellaneda para estudiar animación con siempre con la idea de entrar en algún momento a la carrera de cine. Al final me enganché con la animación y volví sin querer a la idea original de cuando era chico.”
Eran tiempos difíciles en la Argentina, pero más aún a la hora de dedicarse por completo a un terreno casi inexistente, la animación y mucho menos de forma independiente. De ese entonces probablemente datan algunos trabajos “monótonos” que le sirvieron luego de inspiración para su último trabajo Luminaris que tantos premios de festivales internacionales le trajo así también como una pre selección para los Oscar. Juan Pablo recuerda que “cuando comencé a estudiar prácticamente lo único que se hacía era animación comercial en publicidad y en cine tipo lo que hacia Ferré pero ni siquiera era mucha. Uno estudiaba simplemente por placer o por gusto, pero como yo ni siquiera pensaba estudiar animación para dedicarme específicamente a ser animador no era un problema para mí. Era como un pasatiempo, mi intención era ser un director de cine.”
Sin embargo antes de completar la carrera descubrió la llave que le abriría las puertas para su producción independiente al punto que han sabido llamarlo “el hombre plastilina” al mismo tiempo que ganarse la vida. El famoso Eureka. “una de las cosas que estaba buena en la carrera era que te hacían un repaso por todas las técnicas existentes de animación. Y en el momento en que llegamos a la plastilina dije: “uy, esto es lo mío” Hubo algo en las primeras pruebas que hice que me dejó en claro que era mi técnica favorita. No sé si por el hecho de que me gusta mucho el cine y me daba la posibilidad de trabajar con set reales, de iluminar, más que nada eso me enganchó el tema de trabajar con cosas que existían. De hecho comencé a trabajar como ilustrador de plastilina también”
Sin ser conocido masivamente por su nombre, sin dudas todos tenemos a Zaramella de algún lado porque es quien pone rostro y cuerpo a muchos de los informes de Clarín donde trabaja en la sección Infografía del diario.
De Marte a Hollywood. El gran salto a la fama lo dio con el corto de 16 minutos Viaje a Marte, por lo menos en el mundillo del cine. Si bien previamente había tenido gran aceptación con El desafío de la muerte, un corto desopilante en el que un sujeto de plastilina se mete en una licuadora, cuenta Juan Pablo que "Viaje a Marte tuvo un recorrido muy importante por festivales. Los dos anteriores habían tenido un desempeño más modesto pero Viaje a Marte fue el primer corto que entró a todos los festivales a los que lo mandaba y en animación no tenés circuito mejor que ese.”
Y qué mejor como carta de presentación para un realizador que los 45 premios internacionales que se llevó este corto contando la historia del nene que le pide a su abuelo que lo lleve a Marte.
Sin embargo en su último trabajo Zaramella abandona la plastilina que le hizo tanto bien, en Luminariseligió la pixilación, una técnica de animación en la que las personas se convierten en los "objetos" animados cuadro a cuadro (contando para eso con las actuaciones de Gustavo Cornillón y María Alché) Experiencia de la que salió más que airoso con una pre selección para los Oscar, Juan Pablo remata “entrar era una posibilidad desde el momento en el que el corto había sido presentado, pero nunca sabes hasta dónde es real. Siempre te queda un dejo de duda porque desconocía el camino al Oscar. Ya había presentado Viaje a Marte y no pasó de la primera instancia, este corto en cambio pasó la primera selección grande que hicieron los miembros de la academia que filtraron de 45 a 10 cortos. El siguiente objetivo es que el corto esté nominado, que recién se define a fines de este mes. Si queda es ya un premio en sí mismo, es más te dan un diploma que es considerado un premio y te da mucha chapa para comenzar a hablar de proyectos con productores. Ganar el Oscar es como una beca que la usaría para mejorar las condiciones en las que hago mis películas. Trabajar más cómodo y no tener que pensar como va a llegar el dinero para vivir. Hasta ahora reparto mi tiempo entre la producción independiente y las producciones para vivir. Obviamente también quiero crecer y que tengan un alcance mayor pero no quiero sacrificar mi libertad para ganar más dinero. Más que querer un Oscar para llegar a Hollywood, un objetivo que no es el mío, lo que me daría a mí es esa tranquilidad para trabajar.”
Fuente: Elargentino
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