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sábado, 10 de diciembre de 2011

Nuevo intento para llevar la vida de Sammy Davis Jr. al cine

El comediante y productor Byron Allen se ha hecho, a través de su empresa Entertainment Studios, con los derechos de la vida de Sammy Davis Jr., el único miembro negro del mítico "Rat pack" que encabezaron Frank Sinatra y Dean Martin, con el fin de hacer un musical y una película. Diferentes han sido los intentos, desde que el cantante y actor falleció de un cáncer, a los 64 años, en 1990, de realizar una "biopic", incluso también sólo sobre algún momento concreto, como su controvertida relación con Kim Novak, pero ninguno ha llegado a puerto. Ahora Allen, dice Variety, cuenta con el beneplácito de la hija del artista, Tracy Davis.

"En su lecho de muerte, una de las últimas cosas que me dijo mi padre fue: "Tracy, cuenta mi historia, con todos sus defectos·. Byron Allen, quien conoció y trabajó con mi padre, es el productor perfecto para ayudar a mi familia y a mi misma en la tarea de cumplir su última voluntad", ha dicho Tracy, fruto de su matrimonio en 1960 con la rubia de origen sueco May Britt.



Los sectores más racistas tomaron aquel matrimonio como una provocación más de quien fue la segunda figura -tras Nat King Cole- que desafío la segregación racial en el mundo del espectáculo, la televisión y el cine. Baste recordar que el año en que el actor, cantante y músico contrajo matrimonio con la blanquísima escandinava, las bodas interraciales estaban prohibidas aún en 30 estados norteamericanos.

Sammy, nacido en Harlem (Nueva York) en 1925 y fallecido prematuramente por un cáncer de garganta (fumaba 4 paquetes de cigarrillos diarios), era hijo de artistas de vodevil, a los cuatro años ya zapateaba en un escenario y a los ocho, era capaz de imitar los gestos, las voces y los defectos de los famosos que se hallaban entre el público.

Detestado por el presidente John F. Kennedy; adorado por Richard Nixon, de quien fue defensor; perseguido por los reaccionarios que no soportaban sus ideas liberales; acosado por las mujeres blancas que enloquecían por llevarlo a la cama (se casó con una rubia perfecta, May Britt, y trasnochó muchas veces con otra rubia, adicta a la zoofilia, Kim Novak); triunfador en espectáculos cómicos y musicales; protagonista de algunas películas afortunadas; número uno con varios discos; pésimo marido y peor padre; tuerto después de un accidente de automóvil; autor de una biografía con la que se cobró muchos insultos y desprecios; convertido en elemento incómodo para los negros y vengador racista para los blancos, algunos de los cuales tampoco le perdonaron que abrazara la religión judía; arrastrado por el juego, las drogas, el alcohol, las mujeres y otros pecados, ofrece suficientes alicientes, desde luego, para una "biopic".

A los cuatro años bailaba y cantaba en un espectáculo con su padre Sammy Davis y un amigo, Will Mastim. Nunca fue a la escuela ni recibió educación alguna, ni salió del escenario y casi veinte años después llevó a los dos ancianos al show de Eddie Cantor, "La Hora Colgate" y provocó una de las tormentas racistas más peligrosas. Ese fue el sello de su vida. Ser atacado o ensalzado por su color, no por su talento. Para defenderse escogió un método equivocado, hacer reir a los demás burlándose de sí mismo. Como cuando afirmaba que era el único actor negro, judío y tuerto que existía en el mundo. Si estallaban las carcajadas se consideraba recompensado. En una época que resolvía de maneras violenta y salvaje las diferencias raciales, los demás artistas negros se comportaban correctamente, tratando de no llamar la atención como si pisaran cáscaras de huevos. Davis Jr., descuidado y cínico, volcaba todas las tazas, provocaba la ira de los negros, desafiaba a los liberales y demócratas y se sintió bien cuando un reaccionario como Richard Nixon lo invitó a la Casa Blanca. Era su necesidad de afecto, su hambre de amistad lo que empujaba a este negro a la mesa de un tramposo inquisidor como el presidente. Bueno, otro artista grande, Louis Armstrong, también fue perseguido por los mismos.

Con Dean Martin y Frank Sinatra

No solo lo acusan de irresponsable y maleducado, sino de sentirse un blanco dentro de una piel negra, y que por eso frecuentaba tanto esos clubes nocturnos de Las Vegas al lado de sus compinches blancos, porque el color, supuestamente, no era una barrera en su vida. Pero quienes lo conocieron de cerca, saben que era todo lo contrario. La abuela materna tenía raíces cubanas y detestaba a sus familiares negros. Esas raíces, alimentadas con música y sabor debieron influir en el personaje que el niño, a los 8 años, logra crear en dos cortos de 1933, "Seasoned Greetings" y "Rufusa Jones for President". Will Mastim y no el padre fue quien organizó la carrera del joven y lo amarró hasta tal punto que uno de los biógrafos habla de "esclavitud" contractual. Todavía los críticos de Broadway recuerdan su papel en el musical "Golden Boy" que fue nominado a un Tony; los historiadores lo miran como uno de los negros que supo saltar sobre las barreras racistas de los 60 y 70; otros, como sus más recientes biógrafos, como alguien talentoso que desperdició sus dones, por simple reacción ante la vida que supo maltratarlo.

En el cine, gran parte de su carrera está asociada a la banda de parranderos ("Rat pack"), que como él eran mujeriegos, apostadores y desordenados, compuesta por Frank Sinatra, Peter Lawford, Dean Martin y Joey Bishop. Entre sus créditos figuran "Los locos del Cannonball / Carrera de locos", "A man called Adam", "Cuatro convictos", "Tres sargentos", "La cuadrilla de los once / Once a la medianoche".

Fuente: Noticine

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