
El actor suizo ofreció ayer una clase magistral y fue declarado visitante notable por el Concejo Deliberante de General Pueyrredon.
El reconocido actor suizo Bruno Ganz, recordado por su papel de ángel con dudas existenciales en “Las alas del deseo”, de Wim Wenders, es una de las figuras centrales del Festival de Cine de Mar del Plata, donde ofreció ayer una clase magistral abierta al público, presentando además las dos últimas películas que lo tienen como protagonista.
En homenaje a su presencia, el festival proyectó “La caída”, filme de Oliver Hirschbiegel donde Ganz interpreta a Adolf Hitler en el momento final de su vida, cuando él y todos sus ministros vivían en bunkers y Berlín era asediada por el ejército soviético, y “The day of the cat”, de Wolfgang Panzer, donde encarna a un presidente golpeado por la traición y un golpe de Estado.
“Sufrí muchas contradicciones internas y pasé varias semanas dialogando conmigo mismo para decidir si debía tomar el rol de Hitler”, afirmó Ganz.
Figura relevante en el cine de autores alemanes como Wim Wenders, Werner Herzog y Volker Schlöndorff, quienes transitaron en los 60 y 70 el denominado Nuevo Cine Alemán, el actor afirmó que “sin lugar a dudas Wenders fue muy importante para mí”, pero se encargó de aclarar que “el talento de un actor no siempre tiene que ver con los directores con los que ha trabajado”.
Ganz recordó que estuvo por primera vez en la Argentina hace unos 10 años para visitar a unos familiares que viven en Buenos Aires, y que luego estuvo en las cataratas del Iguazú y recorrió en auto las provincias de Salta y Jujuy.
Bastante reacio a transitar festivales de cine (”conozco el caso de gente que viaja todo el tiempo, sin parar, de un festival a otro; eso no es vida”), Ganz decidió estar presente en Mar del Plata y compartir sus experiencias en una charla abierta al público, aunque admitió que “no estoy seguro de que pueda darles algún mensaje”.
Muy preocupado por la situación actual en Alemania, donde al igual que en otros países de Europa se asiste a un crecimiento neofascista, el actor advirtió que “a quien sí podría darle algún mensaje es a las nuevas generaciones en Alemania, donde se está produciendo una situación similar a los años del nacimiento del nazismo”.
“Es algo tremendo porque en algunos lugares del Este de Alemania, y aunque en pequeña proporción, hay un surgimiento de un nuevo nazismo entre los jóvenes, que están como infectados por una enfermedad y creo que desconocen los crímenes que ocurrieron en aquellos años”, se lamentó el actor.
Ganz señaló que “es muy peligroso que este pensamiento errado, que tiene a los inmigrantes como causantes de todos los males y humillaciones, exista en un país que carga el peso de un pasado sangriento y transitó por la terrible experiencia del nazismo”.
En ese sentido, recordó que cuando se estrenó en Alemania “La caída”, la película que lo tiene como protagonista en el papel de Hitler, “estaba muy ansioso por saber cómo sería la reacción de la gente. Y lo bueno, lo positivo para mí, ese día, fue que extrañamente no hubo ninguna reacción”.
“De todos modos -precisó- fue una película muy discutida y controvertida, y generó mucho impacto en el país que se filmara una película sobre Hitler. En todo caso, lo más controvertido fue mi composición del personaje, ya que a muchos les parecía que yo interpretaba a un Hitler muy humano”.
Para componer al dictador más atroz del siglo XX, autor de la exterminación de millones de personas en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, Ganz se pasó cuatro meses leyendo los escritos de secretarias y colaboradores que estuvieron escondidos con Hitler en el búnker, mientras Berlín era destruida y caía en manos soviéticas.
“No existían fotografías ni material fílmico sobre esos últimos días. Por eso tuve que armar una especie de rompecabezas con todos estos escritos, con los cuales me fui generando una imagen de este hombre en los momentos previos a su muerte”, indicó Ganz.
El actor también tuvo acceso a una grabación de una conversación que Hitler tuvo en sus últimos días con un diplomático finlandés. El no sabía que estaba siendo grabado, por lo cual hablaba normalmente y no con la actitud que tomaba en sus discursos”.
“Otro elemento muy útil fue uno de sus primeros discursos donde, si bien empezaba nervioso y dubitativo, se va retroalimentando con la reacción del público y cada vez se pone más agresivo e intenso. Fue muy interesante para mí, como actor, ver lo que sucedía con el eco de la audiencia”, dijo Ganz.
Fuente: Ultracine
Fuente: Ultracine
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