Tuvo un final de película, él que nunca temió ser radical y que odiaba los convencionalismos. Parece que ante la proximidad de una muerte que no llegaba con la dulzura de las actrices a las que nunca se atrevió a amar por miedo a que el sentimiento condicionara su pulso de director, decidió arrebarle el gusto de encontrarlo en la cama y entubado. Se quitó de enmedio él mismo, tirándose este lunes por la ventana del hospital donde le trataban de un cáncer de próstata a los 95 años. Fue su postrera broma, esta vez a la dama de negro con la guadaña. Descanse en paz Mario Monicelli, el último gran comediógrafo vivo del cine italiano.
Alexandra Vacca dijo de él que podría ser considerado "como el director que, mejor que todos, ha interpretado el estilo y los contenidos de la comedia a la italiana. La sonrisa amarga que acompaña siempre las historias narradas, la ironía con que diseña las historias de simpáticos perdedores, han caracterizado siempre su obra".
Había iniciado su carrera como director antes de la II Guerra Mundial, en el año 35, con "I ragazzi della via Paal", codirigida por Alberto Mondadori, pero tuvo que retomarla ya tras la victoria aliada, de la mano del popular cómico Totó, al que dirigió en varias cintas, la más famosa de ellas "Rufufú / Los desconocidos de siempre" (1958), en la que aparecían a su lado tres actores en cuyas respectivas carreras resultó decisivo: Vittorio Gassman, Marcello Mastroianni y Claudia Cardinale.
Luego vinieron "La gran guerra", "Los camaradas / Los compañeros", las colectivas "Boccacio 70" y "Casanova 70", "La armada Brancaleone", "Queremos los coroneles", "Amigos míos / Habitación para cuatro", "Un burgués pequeño, pequeño" y "¡Que viva Italia!", entre muchas otras.
Muy prolífico como guionista y director, su amor al cine le hizo morir casi con las botas puestas. Ya nonagenario filmó una última comedia, "Le rose del deserto", y luego -lúcido hasta el momento final- no dudó en atreverse con dos cortometrajes, el último de los cuales data de este mismo 2010.
Como recordaba el compañero Frank Padrón cuando en Cuba el año 2007 se le dedicaba un ciclo retrospectivo, "Monicelli ha sido el descubridor de varios importantes actores (como la bisoña Claudia Cardinale en "Los desconocidos de siempre / Rufufú") o quien exploró la veta simpática de otros que hasta entonces sólo habían mostrado la dramática (Vittorio Gassman en ese film, Mónica Vitti en "La chica con la pistola" o el francés Gerard Depardieú en “Temporale Rosy”)".
Hace cuatro años dejó un recuerdo imborrable en Argentina, donde se le homenajeó en el Festival de Mar del Plata. Allá, dijo que Marcelo Mastroianni "tomaba mucha grapa", que él convirtió en cómico a "un actor shakespeareano" como Vittorio Gassman y que Federico Fellini "enviaba sus guiones a todos sus amigos para que le dieran su opinión, aunque finalmente siempre hacía lo que él quería".
También explicó que había trabajado con algunas de las actrices más atractivas del cine italiano, como Claudia Cardinale o Sofia Loren, pero conciente de lo que sucede cuando un realizador se enamora de su actriz, "muchas veces no quise ni su amistad".
En una entrevista contó: "Todos me consideran el padre de la comedia italiana, aunque es difícil afirmarlo, porque era un momento especial, había una atmósfera particular y ciertas cosas que se sentían en el aire".
Fuente: Noticine
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