La película argentina "Los labios", alabada en España por su "honestidad"

El nuevo cine argentino, de alta calidad y bajo presupuesto, llegó al Festival de Gijón, en el norte de España, con los directores Ivan Fund y Santiago Loza y con su película "Los labios", un homenaje a la sensibilidad y la fortaleza de espíritu de las mujeres cuya producción no llegó a 3.000 euros.
El filme, que obtuvo el premio a la mejor interpretación del último Festival de Cannes por el brillante trabajo de las tres mujeres protagonistas (Victoria Raposo, Eva Biando y Adela Sánchez), compite en la sección oficial del festival de Gijón, donde fue bien acogido por el jurado, el público y la crítica, que valoró la "honestidad" del relato.
Alejada de cualquier vocación dogmática o demagógica, la película profundiza en las vivencias y los sentimientos que se producen en la vida cotidiana en un medio hostil, donde la pobreza "con dignidad" se deja ver y se convierte en una sutil denuncia social, que contextualiza la historia.
Los directores Fund y Loza, que presentaron hoy su trabajo en rueda de prensa, afirmaron que nunca han pretendido hacer una película de denuncia social, ni regodearse en la imágenes de miseria, y que por el contrario siempre se plantearon presentar "un viaje interno".
El reto era que la realidad de la pobreza del pequeño pueblo de la provincia de Santa Fe donde rodaron con sus habitantes como actores secundarios no se convirtiera en protagonista y relegara a un segundo plano la intención humanista del relato, y por ello pusieron especial cuidado en el montaje.
"Los labios", finalmente, es una cinta alejada de cualquier mercantilización ideológica que cumple con el propósito de contar una historia desde "la metafísica" o la "redención" casi cristiana, con la que las tres mujeres protagonistas viven procesos de cambio personales en un entorno condenado a una estructura rígida e inamovible.
Tres asistentes sociales de generaciones distintas, una joven, una de mediana edad y otra madura, llegan un pueblo de una remota y olvidada región de Argentina para hacer un censo sanitario visitando las casas de las familias que carecen de lo más básico pero que, sin embargo, no han perdido la esperanza.
La alegría de vivir surge, en cualquier momento y ante cualquier circunstancia propicia y actúa como detonante de convulsiones internas de las tres mujeres recién llegadas.
El filme tiene algo de "western" femenino, alguna pizca de "cine verité", y un guiño al realismo mágico, y todo ello junto, conseguido a fuerza de voluntad y solidaridad, como paliativos a la falta de presupuesto.
Los directores escribieron el guión sobre las experiencias reales de "una amiga" asistente social, aunque le dieron un giro de ficción y tuvieron que esperar dos años y medio para poder filmarlo, con apenas 3.000 dólares de un premio.
El rodaje, con muchas escenas en un hospital abandonado que estaba siendo derrumbado, incluyó la colaboración de la población del lugar, que, "desde un primer momento, se identificó con la película" y actuó gratis.

Fuente: Yahoo