¿Cuántos íconos femeninos del terror puedes recordar? Pensarás en Samara, la niña de la saga The Ring, o las chicas de Scream, y tal vez los más versados retrocedan hasta la más inmortal de todas: Elsa Lanchester con el interminable peinado de La Novia de Frankenstein. Pero hay una que debería estar en el subconciente húmedo de todos, tendida sobre el lecho de las pesadillas más perturbadores y dominando tus más pulsantes recuerdos. El epítome de toda la sexualidad reprimida que tus padres jamás quisieron que experimentaras, al nivel de que nunca, jamás, se filmaron películas con semejante carga nerdoerótica. Hablamos, queridos esbirros, de la más excelsa Vampira del Universo del Horror. Una que desde hoy ya es eternamente joven y cuya sed de sangre joven y pulsante no se saciará jamás. Hablamos, con respeto y emoción, de la recién fallecida Ingrid Pitt , la Condesa Drácula.
Nacida en Polonia, su infancia estuvo marcada por la invasión alemana a su país durante la segunda Guerra Mundial. Originalmente llamada Ingoushka Petrov, hizo carrera primero en teatros de Berlin Oriental para luego dar sus prmeros pasos en películas menores del cine español. Sin embargo, su gran oportunidad llegaría junto a Clint Eastwood y Richard Burton en el clásico del cine bélico “Where the Eagles Dare” en 1968. Aunque la película no tuvo el éxito suficiente para convertirla en estrella de Hollywood, el cine ganó al permitir que esta belleza exótica y sin una gota de inocencia tomara un lugar destacado en el cine europeo del horror.
En la década de los ’60, la productora inglesa Hammer Films había retomado el filón de cine de horror que los estadounidenses habían abandonado, tras haberlo convertido en una burla de si mismo con parodias a los monstruos que antes les dieron reconocimiento comercial y de crítica. En Hammer se retomaron las historias de Dracula, Frankenstein, La Momia y más, pero se les dio un nuevo giro alejado del cine políticamente correcto y con una carga erótica y de perversidad nunca antes vista. Fue en la Hammer donde brillaron los talentos de Peter Cushing y Christopher Lee, quienes junto a Vincent Price pueden considerarse el triunvirato glorioso de la época de plata del terror en el cine.
Ingrid Pitt destacó de inmediato en films clásicos como The Vampire Lovers, Countess Dracula y The House That Dripped Blood, en donde la Hammer daba un giro a su propia propuesta realzando el rol femenino en el horror y convirtiéndolas de víctimas a victimarias, de la pasividad a la iniciativa. En Countess Dracula, por ejemplo, Pitt es Mme. Elizabeth Bathory, una desalmada aristócrata que bebe sangre de jóvenes para mantenerse bella (dato por cierto no gratuito, que proviene del folclor y de los antecedentes históricos del mito vampírico). Asimismo, inolvidable es su participación en The Wicker Man (1973) un perturbador film donde se enfrenta a los valores esenciales del cristianismo y la moral inglesa al mas desatado paganismo, un film que sin ser explícito es una joya del horror reflexivo. Se trata de un must que recomiendo por toda su carga simbólica e interpretativa y que no debe ser confundido por el tristemente ignorado remake protagonizado por Nicholas Cage.
Sin mucho más que decir, nos quedamos con lo mejor de la inmortal Ingrid. Que nunca se agote la sangre el los jóvenes y desnudos cuellos, de hombres y mujeres, que te conserven deliciosa y perturbadora. Descanse, ¿en paz?Trailer de “The Vampire Lovers” (1970)
Trailer de “Countess Dracula” (1971)
Trailer de “The Wicker Man” (1973)
Fuente: SDM
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