En una época en la que el DVD comienza a demostrar que sí, efectivamente, es un frágil método de almacenamiento y en la que el Blu-Ray amenaza a la vuelta de la esquina, no podemos evitar recordar el VHS, formato de video noble si los hubo. Estamos de acuerdo: era insufrible rebobinar todos los cassettes; cuando la video tragaba la cinta, era una verdadera pesadilla y su tamaño era muy distinto al de un CD. A veces, había que lidiar con las diferentes normas (Pal-B, Pal-M, NTSC, SECAM), o decidirse entre SP, LP ó SLP. Pero la calidad puede esperar, porque acá estamos hablando de otra cosa.
Hablamos de una época en la que el cinéfilo podía llevar un control de lo editado, en la que existían otros tiempos entre el estreno en cine, en video y en cable, en la que se hacía necesario alquilar cuatro o cinco películas por fin de semana pensando en cada miembro de la familia. El VHS fue un insuperable compañero de cientos de millones de veladas alrededor del mundo. Es indiscutible: el VHS democratizó al cine.
Si tuviésemos que señalar las principales culpables de esta -en apariencia- esquizofrénica selección de films, habría que mencionar primero las cajitas y el “arte de tapa” de cada una de estas películas. Porque esa gráfica generadora de recuerdos es fuertemente identificable en cada caso y funciona como seductor canto de sirena, golosina visual, promesa de diversión, pasaporte a lo inesperado.
Todas las películas aquí enmarcadas sirvieron precisamente de marco para toda una generación que creció al arrullo de las rebobinadoras de VHS, reservando los estrenos antes de que llegasen a los videoclubes, amontonándose en casas de amigos para volver a vivir esa escena en la que RoboCop perfora el vestido de una dama para hacer impacto en las partes de un caballero, repetir hasta el hartazgo las líneas de diálogo de Y... ¿dónde está el piloto? o el vidrioso monólogo del Travis de París, Texas.
Pero, ante todo, sirven de mapa de situación de una generación que se crió más cerca de la tele que del cineclub, quizás como consecuencia de ese malsano virus que se fue comiendo a todas las salas de barrio y del interior. Lo de generación, entonces, no es casual: es muy probable que a comienzos de los ‘90 más de uno haya alquilado al menos tres de estas películas juntas, tres títulos incongruentes que sólo podían cobrar alguna lógica en la era del VHS. Allí, uno veía TODO, llámese exploitation, melodrama francés o comedieta adolescente. Ésta es la Generación VHS.
Dos aclaraciones. La primera: junto a la sinopsis de cada película, en algunos casos sacadas de las correspondientes cajitas, se incluye la frase promocional o tagline que servía de gancho para cada título. La segunda, muy importante: ninguna de estas películas será proyectada en VHS. Por suerte…
Películas
“Su nombre es Bond, James Bond”
El satánico Dr. No (Dr. No, Gran Bretaña-1962) de Terence Young, c/Sean Connery, Ursula Andress, Joseph Wiseman, Jack Lord, Bernard Lee, Lois Maxwell. 111’.
La discusión puede no terminar nunca y, aunque se sigan sumando nombres, los candidatos más fuertes siguen siendo los mismos: Sean Connery y Roger Moore. Los demás -¡ya son cuatro!- quedan bastante rezagados. Pero, dejando de lado quién es el mejor Bond, no sería muy arriesgado asegurar que, además de ser la primera, ésta es una de las mejores películas del personaje creado por Ian Fleming. Ya sea por el carisma de Connery, la bikini de Ursula Andress o el guión que, inocentemente, buscaba un espacio en la cartelera con un bajo presupuesto que no se volvería a repetir, lo cierto es que de aquí en más, Bond, además de los martinis, la licencia para matar y el brócoli, se transformaría en sinónimo de ampulosidad visual, aventura y humor.
“¿Quiénes sobrevivirán y qué quedará de ellos?”
La masacre de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, EUA-1974) de Tobe Hooper, c/Marilyn Burns, Allen Danziger, Paul Partain, William Vail. 83’.
Es difícil de creer, pero hubo una época en la que no existía Internet y, menos que menos, IMDB. En ese entonces, la única guía (en todo sentido) era “la Maltin” (o, para ser más exactos: Leonard Maltin’s Movie and Video Guide). El pequeño gran libro sigue publicándose, pero hoy es algo tan obsoleto (y rectangular) como las negras cajitas de los VHS. Maltin representaba, o al menos eso creía él, el gusto medio del público. Pero a veces acertaba, como en su crítica de La masacre de Texas, en donde dice: “Implacable película de terror, suspenso y algo de humor. Clásica, influyente y de ninguna manera tan violenta como su reputación”. Lo dicho: Leatherface y su familia, jóvenes que toman (literalmente) el camino equivocado, terror, suspenso, violencia. Un clásico.
“Hace que el cine retroceda unos 900 años”
Los Caballeros de la mesa cuadrada (Monty Python and the Holy Grail, Inglaterra, 1974) de Terry Jones y Terry Gilliam, c/John Cleese, Graham Chapman, Michael Palin, Terry Jones, Terry Gilliam, Eric Idle. 91’.
En nuestro país, se estrenó prácticamente toda la filmografía Python. Sus películas -refugio seguro si los hay- siempre llevan a preguntarse qué pasaba por aquellas seis cabezas a la hora de conjugar (conjurar, más bien) esfuerzos y escribir esas ácidas, retorcidas líneas de diálogo, esas estructuras imposibles -ya sea desde lo micro (un gag) hasta lo macro (una película, como Los caballeros…)- y caer siempre bien parados. Esta vez, el eje, o más bien la excusa, es la leyenda del Rey Arturo, la cual se dedican a despatarrar reemplazando caballos por cocos y enfrentando enemigos desarmables, magos de nombre modesto, brujas que niegan serlo y monstruos tan feos que parecen… conejos. Todo un festín.
“En el año 2000 atropellar peatones ya no es un crimen. ¡Es el deporte nacional!”
Carrera mortal (Deathrace 2000, EUA-1975) de Paul Bartel, c/David Carradine, Simone Griffeth, Sylvester Stallone, Mary Woronov, Roberta Collins. 84’.
De la factoría Corman, surgieron varios de los directores más importantes del cine norteamericano actual, pero hubo también una segunda línea de nombres no tan conocidos, representada de manera inmejorable por Paul Bartel, director al que aún se le debe un reconocimiento crítico. Dice Corman en su autobiografía: "No todas las historias pueden ser verdaderamente novedosas, pero ésta sí que lo fue. Versaba sobre una carrera automovilística desde Nueva York a Los Angeles. Los conductores eran puntuados en función de cuántos peatones mataban a su paso. Yo pretendía interponer la noción de los juegos de gladiadores y un elemento de muerte potencial o sublimada –como en el boxeo o el fútbol americano-, para luego retornar a la muerte real, involucrando a los espectadores".
“La deliciosa anarquía del amor y la devoción”
Preparen los pañuelos (Preparez vos mouchoirs, Francia-1976) de Bertrand Blier, c/Gerard Depardieu, Carole Laure, Patrick Dewaere, Michel Serrault, Eleonore Hirt. 106’.
Blier supo ganar el Oscar, premios en Cannes y el respeto de la crítica. Hoy en día, es un director olvidado, a pesar de que su obra continúa. El paso del tiempo, los gustos y las modas suelen ser crueles con algunos cineastas. Con cierto pudor, la caja del video nos contaba: "Esta comedia incluye un triángulo amoroso que se transforma en un quinteto. Solange está triste. Raúl, su marido, está muy preocupado y no soporta la desdicha de su mujer. Por ello, se la presenta a un desconocido para ver si éste logra devolverle la felicidad y su sonrisa. Pero también fracasa. Lo intenta luego un vecino, pero sin éxito, hasta que un muchachito de trece años logra el milagro de devolverle la alegría de vivir, provocando un increíble desenlace".
“La policía estaba para protegerla, pero... ¿quién la protegerá de la policía?”
La prisión de la violencia (Jackson County Jail, EUA-1976) de Michael Miller, c/Yvette Mimieux, Tommy Lee Jones, Robert Carradine, Frederic Cook. 89’.
En el momento del estreno comercial de esta película, la revista Cine en la cultura argentina y latinoamericana le dedicó una nota titulada La clase B contra el imperio, en la que Alberto Farina escribió: "Obra vibrante, nerviosa, de acción acumulada inteligentemente sobre el relato de una mujer que en un par de horas pierde su empleo, y su matrimonio, para ponerse en la ruta hacia Nueva York. (...) La narración es precisa, vigorosa, de tensiones crecientes hasta alcanzar una cumbre final de expresión artística, imaginativa y, a la vez, muy lúcida". Otro pequeño gran film salido de la factoría Corman.
“La historia de una relación como sólo Woody puede contarla”
Annie Hall - Dos extraños amantes (Annie Hall, EUA, 1977) de Woody Allen, c/WA, Diane Keaton, Tony Roberts, Paul Simon, Shelley Duvall, Carol Kane, Colleen Dewhurst. 94’.
Al principio, Woody Allen fue un cómico que hacia películas; más tarde, se convirtió en un director que realizaba comedias; y luego vino su inexplicable actualidad. Annie Hall representa el momento en que la mezcla de persona y personaje logra su mejor resultado. El critico Héctor Soto escribió: "Annie Hall es una comedia agridulce donde, por primera vez, Allen intenta encarnar en realidades sociales, psicológicas y morales las preocupaciones que hasta ese momento sólo habían sido pretextos para rutinas humorísticas, pero no como temas propiamente tales (los desencuentros de las parejas, el sexo, el psicoanálisis, la muerte, la neurosis de la modernidad, la pugna entre la cultura californiana y neoyorquina)".
“¡Está transformando a la playa en un buffet!”
Tentáculos (Tentacoli, Italia / EUA-1977), de Ovidio G. Assonitis, c/ John Huston, Shelley Winters, Bo Hopkins, Henry Fonda. 102´.
El exploitation bien entendido empieza por los buenos reflejos: apenas sale el blockbuster a explotar, los productores tienen que estrenar su (sub) producto para capitalizar el éxito del tanque en cuestión. Dos años después de Tiburón (Jaws, 1975), en un movimiento un poco oxidado, Assonitis (alias “Oliver Hellman”) consolidó el sobrenombre que lo perseguiría de allí en más (“el Rey de la Copia”) con esta película sobre un habitante acuático que se convierte en amenaza feroz. El pulpo carnívoro no es el único que se hunde: también lo hace el prestigioso elenco, que vuelve aún más inexplicable este viaje a lo profundo del VHS.
“Amor, traición, muerte, ¿a qué precio? Cine argentino del mejor.”
La parte del león (Argentina-1978) de Adolfo Aristarain, c/Julio De Grazia, Fernanda Mistral, Julio Chávez, Ulises Dumont, Arturo Maly, Luisina Brando, Beba Bidart. 85’.
Adolfo Aristarain debutó con este policial cinéfilo, lleno de referencias al cine norteamericano clásico, presentes en la forma del relato y en la lista de nombres que aparecen en los créditos finales. En épocas del VHS, el film era promocionado de esta manera: "Una peligrosa banda de ladrones asalta un banco y se lleva el botín. Perseguidos por la policía dejan el dinero guardado en la pensión donde vive Bruno, quien escucha las corridas y luego buscando encuentra el dinero escondido. Su suerte ha cambiado, es rico, pero los ladrones lo individualizan, persiguen y amenazan a su familia. La parte del león, pero a qué precio".
“Está en coma, sin embargo puede matar”
Patrick (Australia, 1978) de Richard Franklin, c/Susan Penhaligon, Robert Helpmann, Rod Mullinar, Bruce Barry, Julia Blake. 112’.
Gracias al explosivo documental Not quite Hollywood (Mark Hartley, 2008), descubrimos que hubo algo llamado Ozploitation: un grupo de películas australianas realizadas durante los años setenta y ochenta, en donde todos —o casi todos— los géneros cinematográficos fueron llevados a su extremo con grandes dosis de sexo, violencia, sangre, autos veloces, nativos violentos y paisajes perturbadores. En ese contexto, Franklin se internó con Patrick en los terrenos de Alfred Hitchcock con ayuda del guionista Everett De Roche (autor también de los guiones de Razorback, el destructor, Largo fin de semana y Roadgames). El “Patrick” del título es un paciente comatoso que desde su cama aterroriza a todos mediante el uso de poderes telekinéticos. Con esa consigna mínima, Franklin y De Roche logran un máximo de suspenso.
“Hay algo en las aguas de Lost River Lake. Algo que no puedes ver… que no puedes sentir… ¡hasta que es demasiado tarde!”
Piraña (Piranha, EUA-1978) de Joe Dante, c/Bradford Dillman, Heather Menzies, Kevin Mccarthy, Dick Miller, Keenan Wynn, Barbara Steele, Paul Bartel. 92’.
La filmografía de Dante se caracteriza por algo que les falta a muchos autores mainstream: amor, obsesión por el cine. Con sólo repasar la lista de sus compañeros de ruta ya se ve de qué está hecho este tipo: sí, la clase B gobierna. Piraña no se aleja de esa premisa / forma de vida: un poco de humor, un puñado de peces dentados de hule y algunos baldes de sangre sirven para jugar un rato en el agua, sacarse el gusto de hacer un exploitation que supera con creces el promedio y pasarla bomba con los amigos. La ecuación se completa con el espectador, un amigo más.
“¡El vuelo más loco que jamás vayas a tomar!”
Y… ¿dónde está el piloto? (Airplane!, EUA-1980) de Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker, c/Robert Hays, Julie Hagerty, Robert Stack, Leslie Nielsen, Peter Graves, Lloyd Bridges, Kareem Abdul Jabbar. 86’.
Tras compartir el guión de Locura Yanqui (The Kentucky Fried Movie, 1977), de John Landis, los ZAZ (Zucker, Abrahams, Zucker) se largaron a la dirección tripartita con esta ruptura absoluta con el modo de hacer reír al espectador. El disloque, la irreverencia, el slapstick: no hay recurso que no estiren, estrechen, ensanchen. Al igual que en su siguiente comedia, la insuperable Súper Secreto (Top Secret, 1984), la estructura básica del guión partía de una obra anterior, en este caso la saga Aeropuerto, para alcanzar extremos de locura inimaginables. Imposible permanecer impávido ante las historias de Striker, los vicios de McCroskey, los apellidos de los pilotos y todas las rabiosas formas que encuentra esta película para hacer ¡pop!
“10 segundos, empieza el dolor. 15 segundos, es imposible respirar. 20 segundos, estalla la cabeza.”
Scanners - Los amos de la muerte (Scanners, Canadá-1980) de David Cronenberg, c/Jennifer O’Neill, Stephen Lack, Patrick McGoohan, Lawrence Dane, Michael Ironside, Robert Silverman. 103’.
Cronenberg nunca necesitó renegar de su amor por el cine de género para ganarse un lugar como uno de los directores más importante de la actualidad. Con Scanners, las cosas se ponían serias. La caja del video dice: "En un laboratorio secreto, se está llevando a cabo un experimento. Un Scanner, telépata al servicio de esa organización, debe poner a prueba sus poderes mentales. Un voluntario lo observa sentado frente a él. Las mentes de ambos se conectan; el Scanner da muestras de dolor. Los testigos contemplan atónitos cómo el Scanner muere destrozado... La corporación ha perdido a su mejor agente Scanner. Y el ejército de Scanners enemigos lo sabe. La guerra ha comenzado...”.
“Todo el mundo recuerda a un proscripto – Jesse James”
La cabalgata infernal (The Long Riders, EUA-1980) de Walter Hill, c/David, Keith y Robert Carradine, James y Stacy Keach, Dennis y Randy Quaid, Christopher y Nicholas Guest, Harry Carey, Jr. 100’.
Walter Hill representó en su momento un rejuvenecimiento del cine clásico norteamericano. Sobre su obra, llegó a decir: "Todas las películas que hice fueron westerns". Sin embargo, La cabalgata infernal es su primer western oficial. El film cuenta los últimos días de un grupo de forajidos comandados por Jesse James, con un asalto espectacular que termina de la peor manera posible. Y también es el cierre de una época y un género. El mundo real y el cinematográfico ya no eran lugares para el western, como lo demuestra esta película poética, crepuscular y llena de tristeza por un tiempo y unos mitos que ya no volverán. Un western terminal.
“En la luna de Júpiter, algo mortífero esta ocurriendo”
Atmósfera cero (Outland, Gran Bretaña-1981) de Peter Hyams, c/Sean Connery, Peter Boyle, Frances Sternhagen, James Sikking. 109’.
Si la expresión "noble artesano" tuviera hoy algún significado, sería una frase justa para definir a Peter Hyams. Su filmografía va de películas intrascendentes a correctas, y algún que otro acierto. Atmósfera cero se destaca con creces como su obra más lograda, en parte gracias a la interpretación de Sean Connery como un sheriff dispuesto a enfrentarse a una corporación minera dirigida por estereotipados malvados, y en parte gracias al guión, propio, pero basado muy libremente en el clásico A la hora señalada, sólo que esta vez la acción transcurre en el espacio. De pequeños y eficaces films como éste también está hecha la historia del cine.
“1987 – En NY habitan millones de personas... 1997 – En NY sólo quedan las ratas, los delincuentes… y el Presidente, secuestrado.”
Escape de Nueva York (Escape from New York, EUA-1981), de John Carpenter, c/Kurt Russell, Lee Van Cleef, Ernest Borgnine, Donald Pleasence, Isaac Hayes, Harry Dean Stanton, Adrienne Barbeau. 99’.
Snake Plissken es uno de los mejores personajes creados por la febril mente de Carpenter. Ultraviolento, ponzoñoso y con mucha presencia escénica: un “badass” que se balancea constantemente entre el héroe y el antihéroe. La trama: en un futuro no muy lejano -el desbocado 1997-, Manhattan hace las veces de isla prisión para los delincuentes más peligrosos. Un día, el avión del Presidente es secuestrado por terroristas y cae en medio de esta tierra de nadie. El único que lo podrá salvar es Snake, el hombre del parche y las armas voluminosas.
“La imagen de una generación”
Christiane F. (Alemania-1981), de Uli Edel, c/Katja Brunckhorst, Thomas Haustein y Jens Kuphal. 124’.
Las películas sobre jóvenes inmersos en el mundo de las drogas son un género en sí mismas. Desde la ridícula y educativa Reefer Madness,hasta nuestra Humo de marihuana, o la sofisticación visual de Réquiem por un sueño. Christiane F. funciona de varias maneras: como supuesto alegato, como descripción de un grupo de jóvenes, y como simple exploitation, que es como fue vendida en nuestro país con el título Yo, Christiane F., drogada y prostituida. Los méritos de esta película son muchos: desde la actuación de la debutante Katja Brunckhorst, hasta la descripción documental de ciertos lugares y momentos de la juventud alemana de fines de los setenta. La banda de sonido es de David Bowie (quien aparece en el film).
“Nunca el suspenso hizo reír tanto”
Mala pata (La Chèvre, Francia-1981), de Francis Veber, c/Pierre Richard, Gérard Depardieu, Pedro Armendáriz Jr., Corynne Charbit. 95’.
Si bien sólo hicieron tres películas juntos, hubo una época en que parecía imposible que Pierre Richard y Gérard Depardieu trabajasen separados. Esa época empezó con Mala pata, su mejor colaboración, construida alrededor de una intensa seguidilla de gags con la siguiente premisa: el detective Campana (Depardieu) es contratado por un millonario para que encuentre a su hija, desparecida durante un viaje por México. Pero como la muchacha en cuestión es famosa por su mala suerte, un parapsicólogo le recomienda al investigador que se lleve consigo a alguien que padezca el mismo mal, con la esperanza de repetir los pasos de la extraviada joven. Ese alguien es Pierre Richard. Hubo una triste remake con Danny Glover y Martin Short.
“Ayer fue El Profesional. Hoy es el as… de los ases.”
El as de los ases (L’as des as, Francia-1982) de Gérard Oury, c/ Jean Paul Belmondo, Marie-France Pisier, Rachid Ferrace, Frank Hoffman. 100’.
El rostro de Jean-Paul Belmondo recorre la historia del cine francés. Desde el alter ego de Jean-Luc Godard en Sin aliento y Pierrot el loco hasta sus policías vengadores y solitarios de los ochenta, en películas dirigidas por Jacques Deray o George Lautner. O en comedias de aventuras, como El as de los ases, en donde Belmondo se hace cargo de un niño judío huérfano perseguido por los nazis, con las Olimpíadas como excusa y los Alpes suizos como escenario. El feo más lindo de la historia del cine fue, durante los dorados años ochenta, un género en sí mismo.
“Más terror del que puedas imaginar”
Tinieblas (Tenebre, Italia-1982) de Dario Argento, c/Anthony Franciosa, Christian
Borromeo, Mirella D’Angelo, Veronica Lario. 110’.
En la sección terror de los videoclubes, no podían faltar clásicos como El pájaro de las plumas de cristal y El gato de las nueve colas. El giallo tuvo en Argentina, gracias a la época de oro del VHS, un apogeo tardío. La descripción de la caja de video no le hace justicia al barroquismo de esta película, ni la portada a la fotografía de Luciano Tovoli. Ya sabemos que, con las películas de Argento, quedarnos con la trama es un crimen, pero en este caso la caja decía así: "Un escritor de thrillers es enviado a Italia para promocionar a su editora. En Roma, se encuentra mezclado en situaciones peligrosas. Con su secretaria, consigue encontrar los elementos necesarios para desentrañar homicidios inexplicables, guiado por su instinto, llegando a vislumbrar el final de la trama”.
“¡Más indomable que nunca…!”
Bingo Bongo (Ídem, Italia, Alemania-1982), de Pasquale Festa Campanile, c/Adriano Celentano, Carole Bouquet, Felice Andreasi, Enzo Robutti. 102’.
Si bien debe haber cientos de títulos que podrían competir por el (quizás dudoso) puesto del representante absoluto de la cultura VHS, Bingo Bongo es uno de los candidatos más firmes. La historia es la siguiente: tras sobrevivir a un accidente aéreo en África y ser criado por orangutanes, un muchacho que tiene la habilidad de hablar con los animales es trasladado a Milán, donde intentarán educarlo muy en contra de su voluntad. Protagonizada por un Celentano más hirsuto e histriónico que lo normal, esta socarrona relectura de Tarzán es el fiel reflejo del estilo humorístico que predominaba en los primeros años ochenta en Italia: picardía, cierto tono ramplón -bordeando en lo escatológico- y mucho absurdo. Por supuesto, en Argentina, estas comedias hacían furor.
“Una deliciosa comedia sobre los malos modales”
Comiéndose a Raúl (Eating Raoul, EUA-1982) de Paul Bartel, c/PB, Mary Woronov, Robert Beltrán, Susan Saiger, Richard Paul. 83’.
Desde aquí, reclamamos la necesidad de que finalmente se descubra a fondo a Paul Bartel, uno de los pocos directores norteamericanos que han sabido raspar y oler bajo la sucia máscara del American Way of Life™, riéndose con maldad de los vicios públicos y las virtudes privadas de toda una sociedad. Bartel, director, actor, guionista y productor, alcanzó cierta fama gracias a esta negrísima comedia en la que un matrimonio muy pacato descarga sus frustraciones monetarias y sexuales matando a hombres swingers a fuerza de sartenazos, lo que también le servirá para abrir (o no) el restaurancito de sus sueños. Consecuencias de la revolución sexual. Bartel y Mary Woronov brillan con una química incomparable.
“Una guerra contra un solo hombre”
Rambo (First Blood, EUA-1982) de Ted Kotcheff, c/Sylvester Stallone, Richard Crenna, Brian Dennehy, Bill McKinney. 97’.
Roger Corman cuenta la siguiente anécdota: "Stallone fue un actor excelente desde sus comienzos, aunque mucha gente no haya sabido o no haya querido verlo así. Me tropecé con él poco antes de que se estrenara Rambo. Yo sabía que había trabajo con amigos míos. ‘¿Cómo fue todo?’, le pregunté. ‘Bien, pero al ver la copia de trabajo me percaté de que la película era muy aburrida’. Era una película repetitiva y soporífera. Me contó que fue en busca del montajista, quien había trabajado en algunas de mis producciones, y le dijo: ‘Descarta todo lo que no sea acción, trata al film como lo haces con los de Corman’”. El resto es historia: 100 millones de recaudación, la transformación de Stallone en un ícono y la creación de un personaje inolvidable.
“Un viaje de locos en el futuro”
Ella (She, Italia-1982), de Avi Nesher, c/ Sandahl Bergman, David Goss, Quin Kessler, Harrison Muller. 102´.
Cine clase B, exploitation, bizarro, tan malo que es bueno. Antes de acompañar a Schwarzenegger en Conan el bárbaro, Sandahl Bergman tuvo su primer protagónico en esta saludable irresponsabilidad de Nesher. Se la puede acusar de muchos crímenes contra el buen gusto -la mayoría voluntarios-, pero no se puede negar que es rabiosamente divertida. Enumeremos: futuro apocalíptico, grandotes de barba y tutú rosado, peleas en topless, robots de ojos saltones, momias con anteojos negros, guerreros samurai, viajes en el tiempo, los peligrosos Norks y todo el camp que uno pueda soportar. De postre, Rick Wakeman y Motorhead, a modo de banda sonora. Una película… distinta.
“Todos fueron arrastrados a... La Fortaleza”
La fortaleza maldita (The Keep, Gran Bretaña-1983) de Michael Mann, c/Scott Glenn, Ian McKellen, Alberta Watson, Jürgen Prochnow, Gabriel Byrne. 95’.
La teoría del autor se enfrenta con un escollo difícil de superar en esta película, la primera de Michael Mann, segundos antes de consagrarse (televisivamente hablando) con la serie División Miami. La trama de La fortaleza maldita mezcla soldados nazis, un monstruo o demonio, fuerzas paranormales y muchos actores conocidos peleando contra un guión imposible por sus diálogos solemnes y en su sobrecarga de tramas. En los videoclubes argentinos, fue una película que no podía faltar. Pasarían unos años hasta que Mann se transformara en el director que todos conocemos. Las pistas, muy ocultas, ya estaban en esta película, que extrañamente aún no fue editada en DVD en ninguna parte del mundo.
“El Chico de la Moto nunca volverá”.
La ley de la calle (Rumble Fish, EUA-1983), de Francis Ford Coppola, c/Matt Dillon, Mickey Rourke, Diane Lane, Dennis Hopper, Nicolas Cage, Chris Penn, Laurence Fishburne, Tom Waits. 94’.
Una de las mejores películas de un director que se extraña cada vez más. Si en Los marginados la gravedad de la historia era sólo vivida por los personajes, acá Coppola traslada esa nube gris personalizada que sigue a cada uno de sus protagonistas a los ojos (y a los oídos, la piel y de allí a todos los sentidos) del espectador. Decía Rodrigo Tarruella: “Rumble Fish es la transmigración de las almas a través un infierno supra-real, onírico. Un film de fantasmas. Un film de poseídos (por la Gracia y las desgracias). Un film de vampiros de un cineasta vampírico. Coppola se apodera de un texto de Susan Hinton y de la cosmovisión beatnik”. Un dato adorable: en la cajita del VHS, llaman al personaje de Rourke “The Bike Kid”.
“¡La explosión bailable!”
Breakdance (Breakin', EUA-1984), de Joel Silberg, c/Lucinda Dickey, Adolfo “Shabba-Doo” Quinones, Michael “Boogaloo Shrimp” Chambers, Christopher McDonald. 90’.
La fiebre del breakdance explotó en nuestro país gracias a este producto de la factoría Golan / Globus. Sí, hubo una época en la que el break parecía haber venido para quedarse. Por encima de su historia tontorrona y sencilla, lo que queda es una buena cantidad de escenas de baile con música ecléctica: de Ollie & Jerry a Kraftwerk, pasando por Ice-T, que debuta como actor. Los espectadores que bailaban este ritmo podían estudiar e imitar los espásticos movimientos de Ozono y Turbina gracias a la existencia de la cámara lenta, el frame by frame y la pausa, algo que muchos también utilizaban con escenas de desnudos, como la de Phoebe Cates saliendo de la pileta. Sin relación: imperdible el joven Jean Claude Van-Damme bailoteando en la playa, a los ocho minutos de la película.
“Donde se encuentra el amor perdido”
Paris, Texas (Idem., Alemania / Francia / Gran Bretaña-1984) de Wim Wenders, c/Harry Dean Stanton, Nasstasja Kinski, Hunter Carson, Dean Stockwell. 147’.
En los ochenta, Wenders era un director amado por la crítica. Con el tiempo y las películas futuras, esto iba a cambiar. La cajita de video nos cuenta que Paris, Texas "narra la aventura tierna y dolorosa de un hombre que busca a su familia a través de los inmensos desiertos de Texas, doblegado por la desilusión que le provocan sus recuerdos y con un mínimo de esperanza por la reconstrucción de un futuro, al que se acerca a través de su hijito de nueve años y la presencia de su hermano y cuñada. Wender (sic) está considerado como un director que busca siempre los espacios abiertos, que consigue de sus personajes la mayor ternura y sentimientos reflejados en pocas palabras y ahonda en los íntimos estados de ánimo".
“¡Más divertida que Los repodridos!”
Los reyes de la risa (Les rois du gag, Francia-1985) de Claude Zidi, c/ Michel Serrault, Gérard Jugnot, Thierry Lhermite, Mathilda May. 98’.
Hubo una época en la que los conceptos de película estrenada o editada tenían algún significado. En ese entonces, se editaban (¡en papel!) catálogos que daban cuenta de esto, como el Video Catálogo de la revista Video para Usted, que en su edición del año ‘93 dice lo siguiente sobre esta película, con un poder de síntesis envidiable: "Un consagrado cómico de la televisión tiene dos grandes problemas: su mujer quiere que abandone el humor para dedicarse al drama, a la par que sus guionistas le escriben pésimos libretos. Algo tendrá que inventar...". Sólo habría que recordar el gag que incluye un perro pekinés, una baguette y varias puertas que se van cerrando.
“Sólo un filme puede superar la intensidad de Cadenas calientes: ¡éste!”
Caliente al rojo vivo (Red Heat, Alemania Occidental / EUA-1985) de Robert Collector, c/Linda Blair, Sylvia Kristel, Sue Kiel, William Ostrander, Elisabeth Volkmann. 104’.
Diez años después de El exorcista, Linda Blair demostró que su carrera podía ir hacia cualquier lado al protagonizar un film de cárcel de mujeres titulado Cadenas calientes (Chained Heat, 1983). Por suerte para ella, aún existía un buen mercado para las producciones baratas sobre mujeres encarceladas. Ni lentos ni perezosos, sus (ir)responsables no tardaron en inventar esta falsa secuela en la que una joven norteamericana viaja a Alemania a visitar a su novio y termina tras las rejas de los comunistas, desatando un salvaje torbellino de violencia y sexo. Si Sybil Danning había sido la contrapartida de Blair en Cadenas…, aquí le toca el turno a Sylvia “Emanuelle” Kristel, que de exploitation sabía bastante.
“Él siempre quiso ser especial… ¡pero nunca hubiese esperado esto!”
Muchacho lobo (Teen Wolf, EUA-1985), de Rod Daniel, c/ Michael J. Fox, James Hampton, Susan Ursitti, Jerry Levine. 91’.
¡Aaaaah! La nostalgia bien entendida empieza con maravillas como ésta. Todo el carisma de Michael J. Fox, una remodelación del mito del lobisón adolescente -lejos de Michael Landon- y los ochenta, indiscutiblemente el mejor momento para las estudiantinas. Revivamos el texto de la cajita: “Un film de moda, la súper nueva estrella Michael J. Fox (Volver al futuro) en una dinámica comedia que contiene la mejor música, ciencia ficción, efectos especiales y competencias deportivas. Todo para pasar el mejor momento en familia. Batió los récords de espectadores en todo el mundo y es el film preferido de los jóvenes norteamericanos”. ¿Cómo superar esas líneas?
“Una historia subterránea donde se cruzan las vidas”
Subway (Ídem, Francia 1985), de Luc Besson, c/Isabelle Adjani, Christopher Lambert, Richard Bohringer, Michel Galabru, Jean-Hugues Anglade, Jean Reno, Eric Serra. 104´.
La juventud francesa de mediados de los ochenta también quería una revolución. Y qué mejor que un platinado Lambert para encabezarla, junto con la gélida belleza de Adjani, la tosca presencia de Reno y las contagiosas melodías de Serra. Ésos, los (más menos que más) jóvenes reclaman la revolución desde el underground más literal, haciendo del metro francés su hogar, su lugar de expresión. En el medio habrá una historia policial que servirá de guía, un romance que cumplirá con el viejo esquema de “chico conoce chica” y mucha música. Una experiencia curiosa, particular, distinta, de cuando Luc Besson era una novel promesa y los etiquetadores de turno habían inventado el término “cinéma du look”.
“La muerte es sólo el principio”
Re-Animator (Ídem, EUA, 1985) de Stuart Gordon, c/Jeffrey Combs, Bruce Abbott, Barbara Crampton, Robert Sampson, David Gale. 86’.
Un gran crimen de los ochenta: Re-Animator nunca se estrenó en cines, sino que fue directo a VHS. Sólo allí se podía disfrutar de esta adaptación libre de Herbert West: Reanimador, de H. P. Lovecraft, sobrecargada de esteroides, incorrección política y humor negro. Sólo allí se podía aplaudir a Stuart Gordon y sus decapitaciones, sus fluidos verdes, sus gatos reanimados y sus lengüetazos subidos de tono. Re-Animator es motivo suficiente para elevar a Jeffrey Combs a la inmortalidad dentro del cine de género, mientras bebemos extasiados cualquier líquido que Herbert West nos convide dentro de la Universidad Miskatonic. Por suerte, ahora podemos disfrutar de todo esto en fílmico, en la pantalla grande, gracias a una prístina copia adquirida por el coleccionista Fabio Manes. Nada va a ser igual.
“La más romántica y pura historia de amor”
Quiero decirte que te amo (The Sure Thing, EUA-1985) de Rob Reiner, c/John
Cusack, Daphne Zuniga, Anthony Edwards, Tim Robbins. 100’.
El filósofo Stanley Cavell, amante de las comedias, ubica este film en lo que él denomina "la trilogía John Cusack" (junto con Digan lo que quieran y Tiro al blanco) y dice: "La trilogía también destaca una diferencia extra entre las primeras comedias de enredo matrimonial y las más recientes. Las parejas de los films recientes parecen demasiado jóvenes para imaginar el porvenir, pero no son capaces de imaginar su propio porvenir, puesto que, después de todo, ese porvenir está siempre por delante de sus vidas. Es el interés por el gusto que sienten por la aventura y el riesgo, por una vida sin nada seguro o asegurado, pero son incapaces de imaginar que pueda haber un mundo social habitable en el cual proseguir con su propia aventura".
“Una comedia terrorífica”
El club del terror (Vamp, EUA-1986), de Richard Wenk, c/Chris Makepeace, Sandy Baron, Robert Rusler, Dedee Pfeiffer, Gedde Watanabe, Grace Jones, Billy Drago. 94´.
Tres jóvenes universitarios recorren los bajos fondos de la ciudad en busca de una stripper con el fin de llevarla a una fiesta. Su objetivo parece estar en el After Dark Club y se llama Katrina, la principal figura del espectáculo, quien, además de bailar, cantar y quitarse la ropa, se dedica al vampirismo. Sencilla, directa y con una envidiable honestidad, esta película bascula entre el sobresalto y la risa, sin mayores aspiraciones que la de pasar un buen rato: así solía ser el cine de género en los ‘80. Cualquier coincidencia con Del crepúsculo al amanecer seguramente NO es una coincidencia. Para los amantes del cine de culto, valga la enumeración: Wantanabe, Drago y Jones.
“Mandroide. Mercenario. Científica. Ninja. Cada uno, un especialista. Juntos son... Eliminators.”
Eliminators (Ídem, EUA / España-1986), de Peter Manoogian, c/ Andrew Prine, Denise Crosby, Patrick Reynolds, Conan Lee. 96´.
Una película que incluye a un Mandroide -mitad hombre, mitad tanque de guerra- no puede ser menos que un objeto de culto. Ni qué decir si se suman una científica mecánica, un duro capitán de barcaza, un guerrero Ninja y un pequeño robot volador. Y si a todo esto le agregamos viajes en el tiempo, gladiadores, cavernícolas y un jovencísimo Gabino Diego, la mesa está, definitivamente, servida.
Producida por Charles Band, esta suerte de malsano mejunje fílmico incluye diálogos inverosímiles, gratuitas escenas de acción y un guión poblado de ilógicos puntos de giro, personajes que se pasan de estereotipos y cientos de incongruencias. Una verdadera pérdida de tiempo. Imperdible.
“Basada en una historia real”
Salvador (Idem, EUA-1986) de Oliver Stone, c/ James Woods, John Savage, James Belushi, Michael Murphy, Elpidia Carrillo. 123’.
Hubo una etapa en la obra de Oliver Stone en donde el cineasta se imponía al comentarista político. La garra visual superaba con creces la simplificación de ciertos planteos, y la aventura terminaba predominando sobre el panfleto discursivo y aleccionador. Salvador es la película que mejor muestra esto. La caja del video resume la así la trama: "James Wood personifica a Richard Boyle, un periodista cuya vida está en quiebra. Su esposa lo abandonó, estáa en permanente bancarrota y es un ‘pedigüeño’ perpetuo. Ha llegado al extremo de tener que pedirl a otros periodistas que le den trabajo en El Salvador. Boyle presencia las atrocidades que se comenten en contra de la gente y resuelve denunciar las injusticias y salvar a la mujer que ama de una muerte segura".
“Ellos no negocian con terroristas... ¡los vuelan en mil pedazos!”
Fuerza Delta (The Delta Force, EUA-1986), de Menahem Golan, c/Chuck Norris, Lee Marvin, Martin Balsam, Joey Bishop, Shelley Winters. 129’.
Una figura como la de Menahem Golan sólo puede explicarse en una década como los ochenta. Productor y director (mezcla de Harvey Weinstein y Michel Bay), Golan supo trabajar con nombres como Norman Mailer, Barbet Schroeder, Franco Zeffirelli, Tobe Hopper, Andrei Konchalovsky, Sylvester Stallone, Plácido Domingo, John Cassavetes, Liliana Cavani y Jean-Luc Godard. La trama de la película es sencilla: unos terroristas libaneses secuestran un avión y, obviamente, sólo puede acudir al rescate la Fuerza Delta, comandada por Lee Marvin y Chuck Norris (el grado cero de la actuación y la actuación en su grado cero). Luego, las cosas empiezan a explotar por los aires, sobre todo la corrección política.
“Parte hombre. Parte máquina. ¡Todo policía!”
RoboCop (Ídem, EUA-1987), de Paul Verhoeven, c/Peter Weller, Nancy Allen, Kurtwood Smith, Miguel Ferrer, Ronny Cox. 102´.
A fines de los ’80, uno podía leer cosas como ésta en el revés de una cajita videoclubera: “La acción se desarrolla en la ciudad de Detroit en un futuro cercano, donde la ley y el orden necesitan, sin duda, un defensor. Treinta policías han sido asesinados y hasta que no se encuentre respuesta, se seguirán cometiendo delitos. Un joven y cínico funcionario presenta un plan brillante que se pone en práctica cuando Murphy, un infortunado policía, es brutalmente asesinado. Utilizando lo que queda de él, crean a RoboCop, un organismo cibernético dedicado a luchar contra el crimen”. Una excelente oportunidad para revisitar un verdadero clásico en fílmico, aunque la copia ha conocida mejores épocas.
“Algunos luchan por dinero, otros por la gloria; él luchará por el amor de su hijo”
Halcón (Over the top, EUA-1987) de Menahem Golan, c/Sylvester Stallone, Robert Loggia, Susan Blakely, David Mendenhall. 93’.
Marion Cobretti, Deke DaSilva, Rocky Balboa, John Rambo y Raymond Tango son algunos de los alias usados por Stallone en los ‘80. Y si bien dos de ellos se transformaron en marcas registradas, uno se pregunta por qué los demás no corrieron la misma suerte. Aquí le toca el turno a Lincoln Hawk, un rudo camionero que quiere hacer las paces con su hijo, a quien apenas conoce. La conexión nacerá luego de varios campeonatos de pulseadas. La película se las arregla para emocionar con muy pocos elementos, como los brazos sudorosos de Stallone, que terminaron dándole trabajo a varias figuras televisivas. ¡Saludos, Arévalo!
“¡Algunos tipos tienen toda la suerte!”
Mannequin (Ídem, EUA-1987), de Michael Gottlieb, c/Andrew McCarthy, Kim Cattrall, Estelle Getty, James Spader, Christopher Maher. 89’.
¡Qué sería del mundo sin las comedias tontas! Mannequin es una de ellas, pero posee una carga simbólica para el público treintañero que resulta inexplicable. Demasiado mala para ser contada como placer culposo, demasiado mala para respetarla por su trama romántica, sus actuaciones y su estética. Demasiado mala y punto. Sin embargo… algo hay detrás de ese McCarthy enamorado de un maniquí que cobra vida (y que, al envejecer, se mudaría a Sex & the City); algo hay detrás de esa banda sonora, esos colores chillones y esa forzada sensación de que está todo bien. Quizás sea ese estúpido optimismo que hace que uno se entregue a revivir una trama tonta, ilustrada con torpeza pop.
“Que la Farsa esté contigo”
Spaceballs (EUA-1987) de Mel Brooks, c/Bill Pullman, Daphne Zuniga, John Candy, Rick Moranis, Mel Brooks. 96’.
Hay dos corrientes bien diferenciadas en la obra filmografía de Brooks: guiones originales (Por un fracaso millonarios, ¡Qué perra vida!) y sátiras a géneros, escuelas o películas (El joven Frankenstein, Locura en el Oeste, Las angustias del Dr. Mel Brooks). Ésta fue la última de sus grandes comedias, construida a partir de películas espaciales, con Star Wars como mascarón de proa. Enumerar humoradas sería eterno, por eso quedémonos con una sola reflexión: ¿qué le habrá pasado a Brooks a la hora de reírse de Drácula y Robin Hood? Por suerte, todavía nos queda Lord Dark Helmet. En Argentina, se estrenó con el curioso título S.O.S. Hay un loco en el espacio.
“Eran inocentes. Ahora son demonios.”
Noche alucinante (Evil Dead II, EUA-1987) de Sam Raimi, c/Bruce Campbell, Sarah Berry, Dan Hicks, Kassie DePaiva, Ted Raimi. 85’.
Ash, un inocente empleado de la cadena S-Mart, se dispone a pasar junto con su novia un fin de semana en el bosque. Pero todo se va literalmente al diablo cuando reproducen una cinta en la que hay grabados varios pasajes del Necronomicon Ex-Mortis, el Libro de los Muertos. El hechizo convoca a una fuerza demoníaca hambrienta, dispuesta a todo por adquirir forma física. Vaya noche les espera. Film de culto absoluto, viaje de ida a la más salvaje e irracional locura, Noche alucinante es la cura para todos los males, la película definitiva, el principio del fin, el acabose fílmico. El slapstick mezclado con el gore, mezclado con Tex Avery mezclado con demonios, mezclado con los Tres Chiflados mezclados con hectolitros de sangre. Ojo, también puede ser que nos guste mucho.
“¡Una fiesta extraterrestre con un fantasma extraordinario!”
Beetlejuice, el Super Fantasma (Beetlejuice, EUA-1988) de Tim Burton, c/ Alec Baldwin, Geena Davis, Michael Keaton, Catherine O'Hara, Jeffrey Jones, Winona Ryder. 92´.
La cajita del VHS lo dice TODO: “¿Qué es lo que hace una pareja de americanos recientemente fallecidos cuando una familia de NY, que está muy a la moda, compra y se muda a la casa que ellos tenían en New England? Ellos contratan a Beetlejuice, un “bio-exorcista” del otro mundo, para que espante a los intrusos. (…) ¡Usted podrá disfrutar en su hogar de un video de la que se considera este año como la película más divertida, de más terror, con más sorpresas y con los efectos visuales más extraordinarios! (…) ¡Diga Beetlejuice, Beetlejuice, Beetlejuice, prenda el VCR y prepárese para ver fantasmas en su casa!”.
“Prepárate para repetir, ¡ellos están de vuelta!”
Critters 2 (Critters 2: The Main Course, EUA-1988) de Mick Garris, c/Terrence Mann, Don Opper, Cynthia Garris, Scott Grimes, Lindsay Parker. 87’.
Los rip-off (vulgo: copias) de películas exitosas son tan antiguos como el cine mismo. Que en los años setenta y ochenta se pusieran de moda (o transformaran en plaga, como se prefiera) es otra cosa. Los Critters nacieron como derivados de la exitosa Gremlins de Joe Dante y, hasta su extinción, la saga llegó a cuatro películas (en la tercera, actúa Leonardo di Caprio). La historia es sencilla y eficaz: unos pequeños alienígenos malvados llegan a la Tierra y comen todo lo que se les cruza en el camino; la única resistencia la ofrecen los palurdos de un pequeño pueblo. Si los Critters son los parientes pobres de los Gremlins, siempre nos preguntaremos que vendrían a ser los Munchies... pero ésa es otra historia.
“Los bastardos han aterrizado”
Mal gusto (Bad Taste, Nueva Zelanda-1988) de Peter Jackson, c/PJ, Pete O’Herne, Mike Minett. 90’.
Que, de antemano, una película se presente con un nombre así habla de lo absoluta y patológicamente sinceros que son sus responsables. Pero se trata del mejor mal gusto imaginable para los fanáticos de la sangre y las vísceras, alegremente despilfarradas en este desbocado festival gore, en el que un grupo de hambrientos extraterrestres nos visitan con el fin de convertirnos en hamburguesas. En su primera (y para algunos mejor) película, Peter Jackson demuestra tanto sus habilidades detrás de la cámara como su torpeza delante, siempre con el ojo puesto en el –precisamente– mal gusto. Un debut alegremente desfachatado, ponzoñoso e irresponsable; por ende, muy envidiable.
“El miedo en su estado puro nunca muere...”
Pesadilla 4: El amo del sueño (A Nightmare on Elm Street 4: The Dream Master, EUA-1988), de Renny Harlin, c/Robert Englund, Lisa Wilcox, Tuesday Knight. 92’.
Éste es uno de los puntos más altos del surrealismo (y de la falta de sentido) en una serie que no se caracterizó jamás por su lógica y que fue redoblando la apuesta en cada nueva entrega. La historia es familiar: parece que Freddy está muerto, pero no, y vuelve con su particular odio hacia todo lo que huela a espíritu adolescente. Esta vez, el miedo queda de lado. Lo que predomina es la crueldad, una marca en el cine de Renny Harlin, y ya no se trata de asustarnos sino de disfrutar del placer de ver a Freddy (un verdadero ícono de los ochenta) torturando y matando adolescentes en las formas más originales y variadas.
“La pasión salvaje de una pareja en fuga y todo el infierno detrás de ellos”
Corazón salvaje (Wild at Heart, EUA, 1990) de David Lynch, c/Nicolas Cage, Laura Dern, Diane Ladd, Isabella Rossellini, Willem Dafoe, Harry Dean Stanton, Sherilyn Fenn, Crispin Glover, Grace Zabriskie, John Lurie, Jack Nance. 127’.
Los textos de las cajitas de VHS se debatían entre las torpes traducciones literales, el uso de ramplonas sinopsis o la erudición extrema. Sin embargo, algunos textos tenían mucho sentido y sabían leer los largometrajes que albergaban, arriesgando predicciones que el tiempo probaría muy efectivas. Un buen ejemplo: “David Lynch ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes por este film. Con inusual talento y ritmo cinematográfico maneja la sensualidad, el crimen y el suspenso; pero llega aún más lejos desenmascarando el mundo oscuro de los seres dominados por sus pasiones y por su obsesión. Un film clave destinado a permanecer mucho tiempo en la memoria del espectador”. Lo dicho: algunos textos tenían mucho sentido.
“En la ciudad más peligrosa del mundo… Él es Juez, Jurado y Verdugo”
El Rey de Nueva York (King of New York, EUA-1990) de Abel Ferrara, c/Christopher Walken, David Caruso, Larry Fishburne, Victor Argo, Wesley Snipes. 103’.
El Rey de Nueva York es el film mas clásico de Ferrara. Luego, sus obras cambiarán de ingeniosos thrillers de bajo presupuesto a films más oscuros y personales. Esta película marca el fin de esa primera etapa. Según la cajita, "es la película de acción y suspenso más intensa filmada en las calles de esta increíble ciudad. El personaje central de la historia, Frank White, se involucra en una empresa especial: impedir la clausura del gran hospital del sur del Bronx, juntando para ello 7 millones de dólares comerciando con drogas; esto lo conseguirá eliminando la competencia y apoderándose del control del mercado de estupefacientes".
“Cuatro perfectos asesinos. Un crimen perfecto. Ahora, el mayor temor es la traición entre ellos.”
Perros de la calle (Reservoir Dogs, EUA-1992), c/Harvey Keitel, Tim Roth, Michael Madsen, Chris Penn, Steve Buscemi, Lawrence Tierney. 99’.
Si existe una Generación VHS, el director que mejor la simboliza es Quentin Tarantino. El crítico y cineasta Álvaro Buela dice: "La ‘licuadora’ Tarantino es un ejemplo privilegiado de que ya no existe una única cinefilia dogmática sino que se ha atomizado en infinitas cinefilias privadas. La suya, una de las más enjundiosas y pobladas, prescinde de todo canon y se maneja en un circuito paralelo, deudor exclusivo de sus propias afinidades y sus propias sinapsis. A su vez, sintetiza y expresa el triunfo de una existencia vicaria, donde el cine se conforma como el espacio vital y emocional por excelencia, imponiéndose a cualquier versión plausible de ‘realidad’. Dogmático o no, todo cinéfilo es, en el fondo, un nerd, y Tarantino (cinéfilo, ergo, nerd) se erige como un representante exitoso de la especie".
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1 comentario:
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