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miércoles, 3 de marzo de 2010

Lumiére presenta "tl-2: la felicidad es una leyenda urbana"


El actor y director Tetsuo Lumiére exhibirá todos los viernes de marzo en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) su película "TL-2: La felicidad es una leyenda urbana", segunda parte de una trilogía autobiográfica que describe las desventuras de un cineasta que hace cualquier cosa, incluso robar y mentir, para filmar una película.

Ganador del premio a la Mejor Película Argentina en el último Festival de Cine de Mar del Plata, el segundo largometraje de Lumiére se verá todos los viernes de marzo, a las 23.55, en el auditorio del Malba, ubicado en la avenida Figueroa Alcorta 3415 de la ciudad de Buenos Aires.

Hombre orquesta que dirige, escribe, produce y protagoniza sus propios filmes, Lumiére afirmó en una entrevista con Télam que esta película "es parte de una trilogía que comenzó con `TL-1: Mi reino por un platillo volador` y espero terminar este año con la tercera y última parte".

Como en su primera película, este nuevo documental apócrifo de Lumiére incluye imágenes de cortos suyos como "La llamada", "0600 Amor ya" e "Invasores del centro de la Tierra", porque -según explicó- "le permite ver a la gente un registro documental de mis experiencias anteriores en cine".

Además del propio Lumiére, la película está protagonizada por Ana María Castel, Daniel Cler, Adrián Goldberger, Claudia Schijman, Ernesto Suazo, Diamela Viani, Natalia Santiago y Gabriel Chame, y narra "las aventuras de un cineasta que vive en la calle y manipula a su novia y a quien se le cruza por el camino para conseguir dinero para filmar".

"También intenta convencer a sus amigos para que lo ayuden en proyectos que finalmente no llegan a ningún lugar", agregó el realizador, que posee el don de transformar en ideas brillantes la falta de recursos económicos y maneja un estilo sumamente lúdico y visual al estilo de la comedia "slapstick", el cine bizarro y la historieta.

Según explicó el director, esta nueva película "es una comedia mucho más visual que las otras, con mucho menos palabras, ya que todo se cuenta a través de la imagen y las acciones".

"Si bien tiene aspectos personales, no es tan autobiográfica. El personaje es más manipulador y la locura de querer filmar a toda costa, lo hace más malo, mezquino y miserable", dijo Lumiére, y añadió: "El no poder filmar le saca su costado más oscuro y egoísta, y la desesperación de querer concretar su sueño hace que se vuelva más loco".

"Básicamente, la película tiene el mismo sentido que la anterior: mostrar todas las dificultades que un cineasta tiene para concretar un sueño y hacer una película. Pero también muestra todas las cosas que no tienen nada que ver con hacer una película y le sacan lo peor de él".

Director autodidacta, Lumiére comenzó a filmar en 1992 con una cámara hogareña prestada -nunca antes había visto ni tocado una en su vida- con la que grabó en su casa un número de teatro mudo que él protagonizaba y, tras editar esas imágenes con dos videocaseteras, le puso el título de "Enajenado social".

"Mi cine es un cine artesanal, económicamente pobre, pero sobre todo un cine de la urgencia", aseguró Lumiére, una especie de Ed Wood argentino con una enorme capacidad de adaptación a los escasos elementos que posee para crear sus propias escenografías fantásticas.

Fuente: Yahoo

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