El Complejo Teatral de Buenos Aires, el Goethe Institut y la Fundación Cinemateca Argentina presentan la segunda parte del ciclo denominado "La Escuela de Berlín", en el que se mostrará el joven cine alemán del nuevo siglo. El encuentro se llevará a cabo del jueves 27 de agosto al miércoles 2 de septiembre, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, en Avenida Corrientes 1530 de la Ciudad de Buenos Aires.
El ciclo -que recupera aquellos filmes que no llegaron a exhibirse en julio pasado debido a la emergencia sanitaria-, está integrado por siete largometrajes de los principales realizadores alemanes surgidos en la última década.
En 1982, la muerte de Rainer Werner Fassbinder marcó el fin de aquello que hasta entonces se conocía como el "Nuevo Cine Alemán". Después de Kluge, Wenders y Herzog, se esperaba una generación de recambio, pero los 80 y buena parte de los 90 resultaron un páramo. Esa renovación tardó casi tres lustros: llegó, por fin, con la llamada 'Escuela de Berlín', todo un abanico de nombres nuevos que comenzó a llamar la atención en el circuito de festivales internacionales, muchas veces a partir de su lanzamiento en la Berlinale.
A diferencia de la generación de Oberhausen, la "Escuela de Berlín", una denominación que sus mismos integrantes rechazan, en principio porque no todos provienen de la capital alemana ni de su escuela de cine, la Deutsche Film und Fernsehakademie Berlin no tiene un manifiesto ni un programa en común. Un poco como sucedió con el "Nuevo Cine Argentino", que es su contemporáneo, estos realizadores se reivindican en sus individualidades, lo cual no deja de ser un signo de los tiempos.
Hay diferencias muy evidentes entre el cine de Angela Schanelec, Christian Petzold o Thomas Arslan, por mencionar a los pioneros del grupo, pero los tres comparten la necesidad de trabajar sobre el mundo contemporáneo, sobre la realidad como materia viva y sobre personajes sin certezas, en situación de tránsito. Es un cine abierto, en el sentido más amplio de la palabra: un cine que no parte de ideas preconcebidas sino que va expresando sus dudas y eventualmente encontrando sus certezas al mismo tiempo que sus personajes.
Por su parte, Christoph Hochhäusler, Henner Winkler, Ulrich Kohler, Valeska Grisebach y Maren Ade, prefieren hacer filmes pequeños, de bajo presupuesto, que no buscan imponerse al gran público, como la superproducción "La caída" del productor Bernd Eichinger, la antítesis de este movimiento, sino comunicarse con sus espectadores de a uno, hablarles de igual a igual. Contra la escenificación de la gran historia, eligen narrar pequeñas historias que hablen de lo que sucede hoy en Alemania, de su paisaje actual, de su profundo malestar existencial.
Este ciclo, que a través de quince títulos cubre lo esencial de la Berliner Schule en un momento en el que ya comienzan a escucharse voces críticas sobre su futuro, reúne por primera vez en Buenos Aires aquellos filmes que se vieron en forma dispersa para confirmar por qué, en su conjunto, el joven cine alemán es el más consistente, orgánico y moderno que haya dado Europa en el nuevo siglo.
La agenda del ciclo incluye los títulos "Anhelo" (Sehnsucht; Alemania, 2006), con dirección de Valeska Grisebach y roles a cargo de Andreas Müller, Ilka Welz y Anett Dornbusch; "El bosque lácteo" (Milchwald; Alemania, 2003), con dirección de Christoph Hochhäusler y actuaciones de Miroslaw Baka, Horst-Günter Marx y Judith Ángel; "Marsella" (Marseille; Alemania, 2004), de Angela Schanelec y con Maren Eggert, Emily Atef y Alexis Loret; "Atardecer" (Nachmittag; Alemania, 2007), dirigida por Angela Schanelec y protagonizada por Jirka Zett, Miriam Horwitz y Angela Schanelec; y "Fantasmas" (Gespenster; Alemania/Francia, 2005), de Christian Petzold y con Julia Hummer, Sabine Timoteo y Marianne Basler. Fuente: Yahoo
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