Supongamos, sí, que la mal llamada piratería es un crimen que está destruyendo la industria audiovisual, dejando a miles de indefensos ejecutivos en la calle y devastando la psique de millones de internautas al hacerles creer que pueden ver y escuchar las obras que quieran cuando quieran y no según los dictados de la ley de la oferta y la demanda.
Digamos, pues, que la “piratería” es un crimen: ¿Cómo debería pagarse? ¿Cuál es la indemnización justa por los daños que provoca?
Según los jueces norteamericanos cada CD compartido en la red debe costar al infractor 2 millones de dólares. Al menos esa es la sentencia que le han endilgado a Jammie Thomas, una madre soltera de Minnesota, que en 2007 compartio 24 canciones a través de su ordenador, y ahora debe pagar una multa de 2 millones de dólares por los daños infringidos a la propiedad intelectual.
Dos millones de dólares a una mujer desempleada y madre de dos niños.
The Movie Blog compara esta sentencia con las indenmizaciones exigidas en otro tipo de crímenes en los Estados Unidos:
1. Secuestro infantil: 25.000 dólares
2. Robar un Cd de una tienda: 2,500 dólares
3. Irrumpir una casa para robarla: 375.000 dólares
4. Quemar una casa: 375.000 dólares
5. Acoso: 175,000 dólares
6. Organizar una pelea de perros: 50.00 dólares
En el casi invisible filme Drugstore Cowboy (Vaquero de las Droguerías, Gus Van Sant, 1989), William Burroughs (en el papel de un sacerdote yonki) reflexionaba sobre policía y drogas: el autor de El Festin Desnudo creía que la lucha contras las drogas era un pretexto para crear una fuerza policíaca internacional que a la larga se convertiría en un agente de represión social.
Parece que viviremos ese día en que, con el pretexto de los derechos de autor, la Justicia, ineficiente en todos los terrenos, para demostrar que hace, se ensañe con los más débiles. Siempre será más facil esquilmar a una madre soltera que a un narcotraficante.
Fuente: BlogEstrenos
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