Stake Land es un western épico de tintes post-apocalípticos. El sistema se derrumbo definitivamente, y Jim Mickle, responsable del filme, nos propone seguir los pasos de un cazador de vampiros proclive a la brutalidad. A juzgar por los detalles que trascendieron, la naturaleza de estos vampiros no deja demasiado margen a la delicadeza. El avance que les propongo respira una atmósfera opresiva, oscura y sucia, suficiente para hacerse un hueco en un género que empieza a saturarse.
En los próximos meses, por cierto, está previsto que aparezca en la red la página oficial de la película, así como una novela gráfica. Esto último, especialmente, me parece una gran noticia. Soy de los que apoya que proyectos de este tipo, marcadamente independiente, acompañen sus propuestas con el desarrollo de comics, tal y como hiciera Richard Kelly y su injustamente difamada Southland Tales.
Fuente: Extracine
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