Un año que termina no se resume solamente, o no debería, en lo mejor y en lo peor, en los gustos de uno y de otro, que está muy bien y también lo haremos, sino que se define por aquello que hemos perdido. Porque es eso lo que nos permite apreciar lo que tenemos todavía mientras está entre nosotros.
El 2008 ha sido un periodo de grandes pérdidas, y es justo reconocerles por todo el arte que nos han dado, honrar su memoria y su legado, y aplaudir por lo bueno que dejan tras de sí, que no es otra cosa que lo que les hace inmortales: cine.
No están todos lo que son, pero sirva esta pequeña muestra de homenaje a todos.
Michael Crichton. (autor/productor) Crichton escribió los libros que sirvieron de base para Parque Jurásico, La amenaza de Andrómeda o Acoso, además de crear el drama médico televisivo Urgencias, todo un clásico y longevo referente.
Estelle Getty (actriz). Fue mayormente conocida por su papel de la deslenguada Sophia en la comedia televisiva Las chicas de oro.
Stan Winston (responsable de efectos especiales). La magia que creó Winston con sus efectos especiales y de maquillaje le reportaron 4 Oscar, y dejaron iconos clave de la cultura cinematográfica, como los Terminator o los dinosaurios de Parque Jurásico.
Paul Newman (actor). Sus arrebatadores ojos azules, sus rasgos cincelados y su natural talento interpretativo le han convertido en una de las mayores estrellas que ha dado jamás el celuloide, protagonistas de tantos momentos para el recuerdo que sería ridículo señalar sólo uno.
Sydney Pollack (actor, director). Director de refinado talento narrativo ganó un Oscar por la película más popular de su filmografía, el drama romántico Memorias de África, aunque no le hizo ascos a ningún género, con más que notables resultados en todos ellos.
Jules Dassin (director). Realizador responsable de Topkapi entre otras, de abierto carácter político de izquierdas, tuvo que huir de Hollywood en la época de la caza de brujas.
Anthony Minghella (director, guionista). El realizador británico, conocido por la exquisitez de sus adaptaciones de clásicos literarios y que le reportaron un Oscar con El Paciente Inglés, nos dejó en lo que era, en toda regla, todavía el comienzo de su carrera.
Cyd Charisse (actriz, bailarina). Una de las mejores intérpretes de musicales que ha dado el medio jamás, protagonizó, estelarmente, grandes clásicos de la época dorada del género, como Brigadoon o The Silencers.
Charlton Heston (actor). Su rudo carácter y potencia interpretativa, aquello por lo que le recordaremos, le llevó a interpretar desde Moisés a Miguel Ángel, ganando un Oscar por Ben-Hur. Un icono, una estrella de las grandes.
Richard Widmark (actor). Marcó un antes y un después, clavándosenos en las retinas, con su cínico héroe de Pickup on south street (Manos peligrosas), de Samuel Fuller. Un actor clásico.
Bernie Mac (actor). Mac, mayormente conocido fuera de las fronteras de Estados Unidos por su papel en la trilogía de Ocean’s de Soderbergh, no destacará por las grandes películas que hizo, ni las memorables interpretaciones que realizó. Pero era bueno, muy bueno en lo suyo. Era cómico, y que mierda, el hombre era muy gracioso. Y eso es digno de aplauso.
Roy Scheider (actor). Brillante actor fogueado en el teatro ganó reconocimiento popular por Tiburón, y cinematográfico por All that Jazz y French Connection, por las que estuvo nominado al Oscar.
Harold Pinter (escritor y guionista). Galardonado con el premio Nobel, escribió 32 obras de teatro, lo cual consideró un legado más que justo en sus palabras, y 22 guiones cinematográficos. Revolucionó el teatro con sus desarrollos escénicos. Sus afilados diálogos eran armas arrojadizas que usó siempre para denunciar la hipocresía humana y el mal que hace el hombre basado en sus propios intereses.
Charles H. Joffe (productor). Woody Allen está más solo que nunca. Joffe produjo todas sus películas, ganando un Oscar por Annie Hall.
Heath Ledger (actor). Una de las pérdidas más tempranas del año fue una de las más dolorosas. Actor de potente carácter, estaba en una escalada artística impresionante, incomparable, en la que su talento se superaba a pasos agigantados. Su temprana muerte nos dejó huérfanos de su talento, aunque su última joya, su papel del Joker en El Caballero Oscuro, debería, si hay justicia, proporcionarle un último reconocimiento: el Oscar a mejor secundario del 2008. No ya por homenaje, no, sino porque es suyo por derecho. Ha sido el mejor de este año.
Para todos ellos… un aplauso. Qué menos.
Fuente: Extracine