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martes, 14 de octubre de 2008

‘Diario de una ninfómana’ - Carta del director

Luego dicen que los que afirmamos que Madrid es una caverna habitada por “cromagnones políticos” no somos más que unos progres y unos rojos que buscamos nuestro propio interés. Pero lo que ha sucedido en la Comunidad en la que tengo la desgracia de vivir con la película de Christian Molina Diario de una ninfómana, sólo se puede calificar con una palabra: vergonzoso. Los de la cadena Cope parece, según todas las informaciones, que han sido capaces de influenciar a los responsables de cultura de Madrid (a pesar de que el Ministerio de Cultura le otorga clasificación para mayores de 13 años) para prohibir que se vea el cartel absolutamente en ninguna parte de esta ciudad.

Hoy día hay muchas maneras de captar la atención del público potencial, pero la mayor sigue siendo que el cartel se vea en marquesinas, trenes, autobuses…y no van a disponer de nada de eso, porque esos señores (por llamarles algo) han considerado que es un cartel “de dudosa legalidad y gratuitamente provocativo”. Fantástico, un cartel de una señorita en ropa interior. Los sujetos responsables de esta acción estúpida han logrado que me entren ganas de ver una película que a priori no me interesaba demasiado. Hay memos reaccionarios salidos del siglo XIII que ven a una señorita en una marquesina seguida de la palabra ninfómana, y se ponen a temblar, seguramente porque les da miedo el sexo, o porque no se les levanta, y si lo hace tienen que fustigarse en su casa después para expiar el pecado.

He aquí la carta íntegra del director de la película que nos han hecho llegar desde Canónigo Films. Creo que entiendo perfectamente cómo se siente, si bien yo hubiera sido mucho más agresivo con estos tipejos:

¿LA CENSURA SIGUE EN EL CINE ESPAÑOL? por Christian Molina

Esta semana se estrena en los cines españoles la película “Diario de una ninfómana”, basada en el libro de Valerie Tasso de título homónimo. Todo el equipo estamos ilusionados con ver en la pantalla de un cine el resultado de muchos meses de duro trabajo. Sin embargo, lo que debería ser una excelente noticia se ha convertido en un proceso espinoso puesto que la empresa que tiene la concesión de publicidad en los autobuses urbanos de Madrid, se ha negado a gestionar la campaña de “Diario de una ninfómana” alegando que la campaña es una acción publicitaria de “dudosa legalidad” y “gratuitamente provocativa”. Algo similar ha ocurrido también con una de las compañías gestoras de la cartelería publicitaria en estaciones de tren. Si tienen ocasión de ver el cartel de la película oficial podrán observar que se trata de un diseño elegante y lejos de cualquier reminiscencia de zafiedad que se fundamenta en una imagen de unas bragas de lencería fina con una mano que no deja ver el sexo femenino de la protagonista. Les puedo asegurar la buena disposición que ha habido por parte de los responsables de Canonigo y Filmax para encontrar otras alternativas de diseño creativo menos “agresiva”, pero la negativa de la empresa ha sido rotunda tras dos propuestas. A esta campaña de persecución de una obra de creación se ha añadido una conocida emisora radiofónica de ámbito nacional que se ha negado de igual manera a publicitar la película alegando “razones morales”. Ante estos hechos, me gustaría utilizar esta plataforma para expresar la impotencia que sentimos todos aquellos que hemos hecho posible esta película. El mundo de la distribución cinematográfica es un terreno complicado ya de por sí al que desgraciadamente no todas las películas pueden acceder, un gran número de filmes rodados se quedan a las puertas de la distribución y la exhibición. Por ello, si además nos encontramos con este tipo de trabas a la circulación libre y publicidad de películas, nuestra situación como creadores queda en un lugar muy residual. Además, no entiendo la posición de estas empresas teniendo en cuenta por ejemplo que el tráiler de la película de “Diario de una ninfómana” tiene el certificado oficial del Ministerio de Cultura para mayores de 13 años. En cambio, por otro lado, si nos pasamos por la gran mayoría de los kioscos de la Comunidad de Madrid podemos observar de que manera los niños pueden tener acceso libre a la visión de material pornográfico. Sinceramente, términos como “dudosa legalidad” o “gratuitamente provocativa” recuerdan a los informes de la censura franquista, al famoso lápiz rojo que emborronaba guiones, a las tijeras que acribillaban rollos de películas o a los censores que cambiaban argumentos originales por historias moralizantes. De hecho, debemos tener en cuenta que el término “ninfómana” no sólo se refiere a la adición sexual sino que etimológicamente hace referencia a las ninfas, aquellas pequeñas musas de la creación artística. Por ello, censurar el poster de una obra creativa es una restricción a derechos fundamentales como la libertad de expresión y de creación artística que recoge nuestra Constitución. No podemos olvidar que el cine es una estructura clave en la cultura de nuestro país y no puede verse limitado por ningún tipo de medida censora.

Christian Molina

Fuente: Extracine

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