miércoles, 30 de junio de 2010
"Festival de festivales" en la Sala Leopoldo Lugones
Documental de creación en la Sala Leopoldo Lugones. Films inéditos en Argentina de Olivier Assayas, Pierre Creton y Leila Kilani, entre otros.
El Complejo Teatral de Buenos Aires, la Embajada de Francia y la Fundación Cinemateca Argentina han organizado una muestra denominada Festival de festivales, que se realizará del lunes 5 al domingo 11 de julio en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avenida Corrientes 1530), en el marco del 10° aniversario del DocBsAs.
La muestra -de cuya selección participó el crítico y teórico Jean-Louis Comolli-- estará integrada por ocho films inéditos en Argentina que buscan dar a conocer lo mejor de la creación francesa documental contemporánea. Los títulos que integran el programa han sido elegidos por sus participaciones en los grandes festivales de cine documental en Francia: Cinéma du Réel del Centro Pompidou, FID Marseille, Festival International de Programmes Audiovisuels (FIPA) de Biarritz y los Etats Généraux du Film Documentaire de Lussas.
Medida del mundo
por Jean-Louis Comolli
¿Qué puede hacer el cine actualmente? Si es que puede hacer algo, que no sea divertirnos o hacernos soñar con los inaccesibles fetiches del momento presente. Estas preguntas, si es que es necesario planteárselas, hay que hacerlas sin duda a esta parte todavía minoritaria del cine: el "documental". Veamos qué es lo que hay a través de algunos de los documentales elegidos por esta muestra. En estas obras, más allá de los autores, son sus filosofías las que me interesan. El modo en que éstas se traducen y presentan y, por tanto, lo que estos medios formales revelan y cómo exteriorizan estas filosofías. El mundo ha pensado el cine y, a su vez, el cine ha pensado el mundo. Un mundo donde cada vez se mezclan más los espectáculos, justamente.
Los grandes temas están ahí, abordados, atravesados, señalizados, pero, aún así, estamos lejos del periodismo audiovisual. El cine documental, tal y como se hace actualmente, no se puede limitar al reportaje, al magazine, a las formas de información. Muy al contrario, el hecho de compartir los temas o enunciados con el periodismo no hace más que acentuar la divergencia entre estos modos de enunciación. Es necesario convencerse de que --desde los años ochenta-- con el aumento de poder de la información televisada, el cine documental se ha instalado en los terrenos de la ficción cinematográfica, reconciliándose así con Flaherty, Rouch o Perrault. ¿Qué quiere decir aquí "ficción"? Simplemente que se ponen en práctica subjetividades, las que crean las películas, es decir, también las de las mujeres y los hombres que son filmados y que, a través de esta brecha en la que se disipa su dimensión personal, se convierten en personajes por derecho propio.
El término "documental" supone, a su vez, que tiene algo de real para documentar: algún pedazo del mundo, la realidad de una relación, lo singular de una subjetividad, alguna oscuridad, aspereza, brusquedad del mundo. El documental se interesa por la guerra de los hechos y de los relatos como algo real, que tiene lugar en nuestro mundo y durante nuestra vida. Los hechos documentados no son reversibles ni virtuales. Digamos que hay un conflicto en el juego del cine entre la parte del documento y la parte del espectáculo. Al contrario de lo que ocurre en la lógica omnipotente del espectáculo, el gesto documental toma nota del hecho de que no todo es posible en las películas, de que no todo es filmable (por ejemplo, hacer un "documental" sobre los hombres del Neandertal haciendo que unos actores los interpreten). La libertad de creación que nosotros reivindicamos se ve limitada de entrada por la parte del mundo que rechaza o que escapa de la puesta en espectáculo. La práctica documental es una especie de ascesis en la que se acepta estar obligado por la resistencia de los hechos, de las cosas, de los cuerpos, de las situaciones, de las mujeres y los hombres que no están a nuestro servicio, que no se pueden movilizar ni modular a nuestra voluntad: los que entren en nuestras películas no estarán desenfocados.
Tomarse su tiempo, filmar el tiempo que pasa, los silencios, los vacíos, los tiempos muertos, acompañar, hacer un seguimiento, hacer compañía, quedarse con alguien. Ocuparse de lo que permanece vivo del mundo en el que nos encontramos.
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