Los argentinos Silvia Maturana y Pablo Navarro Espejo viajaron a Chile con la intención de mostrarle a la presidenta transandina, Michelle Bachelet, el filme "Aunque me cueste la vida", donde recuerdan a Leonardo Henrichsen, el camarógrafo argentino que filmó su propia muerte en Santiago en 1973, durante una intentona golpista contra Salvador Allende.
Los realizadores, que presentaron este documental por primera vez en público el lunes pasado en el Cine Gaumont de la ciudad de Buenos Aires, lo exhibirán esta semana en una sala de Santiago de Chile e intentarán tener una reunión con Bachelet para acercarle una copia del documental.
"Trabajamos cinco años inspirados en la profunda admiración que nos generan las últimas imágenes de Henrichsen, cuando filmó a sus asesinos el 29 de junio del ‘73. En todo ese tiempo hallamos imágenes increíbles, personajes de la historia latinoamericana de los ï70 y al jefe de los asesinos", afirmó Navarro Espejo.
Basada en el libro "Reportaje con la muerte", del venezolano Modesto Guerrero, la película recobra la imagen tomada por el propio Henrichsen, que registró con su cámara "El Tanquetazo", un levantamiento fallido contra el presidente socialista Salvador Allende previo al golpe de Estado de Augusto Pinochet.
En las imágenes tomadas por el camarógrafo argentino se ven unas corridas en una esquina de la capital chilena, una de las tanquetas y una camioneta llena de militares que disparan al aire para despejar de transeúntes el lugar, y un soldado que da órdenes y también dispara al aire.
De pronto, en la confusión, el militar mira a la cámara de Henrichsen, que sigue filmando, le apunta y le dispara, hiriéndolo y causándole la muerte, mientras que la cámara -que registra toda la situación y al asesino disparando- cae al suelo junto al camarógrafo.
Filmado por Henrichsen, el militar disparó primero con un revólver y luego ordenó a sus subordinados que tiraran con sus fusiles: un disparo le atravesó el cuello al camarógrafo, que murió al llegar al hospital. Todo está grabado en una película de apenas dos minutos que Henrichsen filmó con una cámara Eclair de 16 milímetros.
En base al libro de Modesto Guerrero y a la investigación sobre la identidad del asesino realizada por investigador chileno Ernesto Carmona, los documentalistas argentinos buscan y encuentran al asesino de Henrichsen, Héctor Bustamante Gómez, al cual se ve huyendo por las calles de la localidad chilena de Conchalí.
Pero Maturana y Navarro Espejo van más allá y se abocan a revelar la trayectoria de Henrichsen, un reportero de riesgo cuya tarea lo va convirtiendo, poco a poco, en alguien que empieza a tomar como militancia el hecho de dar testimonio de lo que sucede en la región.
El camarógrafo, que había trabajado para "Sucesos argentinos" y en el momento de su muerte lo hacía para la televisión sueca, había registrado con su cámara la Revolución Cubana, los episodios del Cordobazo, el terremoto de Managua, la vida en la Nicaragua de Zomoza, entre muchos otros acontecimientos socio-políticos de aquella época.
Uno de los entrevistados de la película sostiene que la imagen de su propia muerte lograda por Henrichsen "condensa el clima de época, anticipando lo que iba a pasar en Chile, como laboratorio de prueba de los golpes que luego se iban a llevar adelante contra toda la izquierda latinoamericana" .
El ex cabo del Ejército chileno Bustamante Gómez, asesino de Henrichsen, quedó herido cuando la sublevación era sofocada, estuvo internado hasta el golpe de septiembre encabezado por Pinochet, fue absuelto tres días después y retirado luego de su paso por el Estadio Nacional donde, según las investigaciones, se dedicó a golpear a los detenidos.
El militar murió el 18 de diciembre de 2007 en un hospital militar, con su crimen impune y prácticamente aislado de sus camaradas de la fuerza.
La revelación sobre su muerte fue hecha por el periodista e investigador Ernesto Carmona -que colaboró con el guión de la película-, quien hace cuatro años descubrió la identidad del militar.
El también gremialista contó que se enteró de la muerte al denunciar ante la Fiscalía a Bustamante y a su entorno por tres amenazas de muerte en agosto pasado, luego de participar en una protesta frente al domicilio del ex militar.
La familia de Henrichsen inició una causa judicial 30 años después de su muerte y ahora son sus hijos, Josephine y Andrés Henrichsen Macfarlane, los que la sostienen.Fuente: Yahoo
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