Una interna gremial, con un sindicato más duro (SAG) y otro más “dialoguista” (Aftra), definiría si los actores van o no al paro.
El convenio de trabajo que rige las relaciones entre los actores y los estudios de Hollywood expira hoy sin un acuerdo entre las partes para establecer un nuevo marco laboral que disipe los temores de una huelga. La medianoche de hoy supondrá el final del contrato vigente y el inicio de un período de incertidumbre forzado por el sindicato mayoritario, Screen Actors Guild (SAG), en su solitaria lucha contra las productoras por mejores condiciones laborales.
Esta organización exige a la industria que los actores obtengan su parte de los beneficios de las producciones al margen del formato en el que se distribuyan, así como un aumento de los salarios, pagos de seguro médico, ayuda por desplazamiento o mayor protección ante el uso de publicidad integrada en las realizaciones. En su cruzada, SAG se ha opuesto a los compromisos alcanzados por el resto de sindicatos con la industria, representada por la Alliance of Motion Pictures and Television Producers (Amptp), porque los considera insuficientes.
Con los plazos ordinarios de negociación agotados, SAG comenzó un enfrentamiento con el segundo sindicato en número de afiliados, el American Federation of Television & Radio Artists (Aftra), para tratar de convencer a sus miembros de que se opongan al pacto con la Amptp. Esta situación ha sumido a Hollywood en una guerra psicológica en la que unos y otros se valen del miedo a una indeseada huelga para tratar de conseguir sus objetivos.
En un anuncio hecho público ayer y titulado “Dañina e innecesaria”, en el que se ven siluetas de personas sosteniendo carteles con la inscripción “huelga”, la Amptp señaló a SAG como el único culpable de un posible paro en la industria. “Ya es suficiente”, insiste el mensaje de los estudios en relación con los costos que supondría la huelga para el sector, especialmente después de los miles de millones de dólares en pérdidas originados por el reciente paro de 100 días de los guionistas. Desde Aftra se calificó de “ataque sin precedentes” la campaña iniciada por SAG para evitar que se apruebe su nueva propuesta de convenio en el referéndum que puso en marcha entre los afiliados, muchos de ellos miembros de ambos sindicatos, y cuyos resultados se conocerán el 8 de julio. “No se trata de política, se trata de tu paga”, se proclama en un comunicado de Aftra. Un “no” al acuerdo “significa votar para autorizar una huelga. Que no te engañen”, agrega el texto.
El presidente de SAG, Alan Rosenberg, justificó la postura de su organización y trató de calmar los ánimos. “No hemos tomado pasos para iniciar una votación para permitir una huelga. Cualquier conversación sobre un paro a estas alturas es una simple distracción. El comité nacional del Screen Actors Guild se sienta diariamente en la mesa de negociaciones con la buena intención de conseguir un contrato justo”, explicó Rosenberg. Aunque SAG está evitando hablar de huelga, nunca ha descartado esta opción, que guarda celosamente como uno de sus últimos recursos, si bien los dirigentes del sindicato son conscientes de que Hollywood no está de humor para un segundo paro en menos de un año.
Los expertos vaticinan que el proceso de negociación continuará estancado hasta que se sepa si sale adelante el convenio negociado por Aftra. En caso negativo, SAG se vería respaldado para endurecer su posición frente a la Amptp y ganaría en confianza a la hora de jugar con la carta de la huelga ante la industria. El sindicato necesitaría un apoyo del 75 por ciento de sus afiliados para lograr el paro en el sector. Si finalmente los miembros de Aftra dan su beneplácito al nuevo contrato, SAG se vería obligado a reconducir su postura o llamar a la huelga y arriesgarse a que los actores le den la espalda. Un conflicto interno que dividió incluso a las estrellas del cine: si Tom Hanks, Kevin Spacey o Alec Baldwin salieron en apoyo de Aftra, Jack Nicholson, Ben Stiller o Martin Sheen se posicionaron a favor de SAG. Mientras se despejan las incógnitas, SAG apostó por prorrogar el actual convenio, para lo que requerirá el beneplácito de la Amptp, que podría rechazar la propuesta y tratar de imponer sus condiciones.
Fuente: Pagina12
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