Está claro que estamos en tiempos de crisis financiera que afecta a todo el mundo y hay que tomar medidas. El cine también la sufre.
En esta época en la que muchos de nosotros nos quebramos los sesos para llegar a fin de mes, para ver cómo vamos a pagar nuestro temido y acrecentado recibo del préstamo hipotecario con el que nos compramos nuestras chozas, los gobernantes de nuestro planeta agudizan el ingenio para ver dónde pueden sacar pasta para sufragar su maltrecha economía y poner parches a los desmanes que han cometido.
Y en esta tesitura aparece mi apreciado Silvio Berlusconi, con su nuevo y lustroso look, todopoderoso rey de toda Italia, para inventar la pólvora y sacar de la manga un impuesto específico sobre todos aquellos materiales y expresiones artísticas relacionadas con la pornografía, en todas sus expresiones y manifestaciones artísticas, incluido el cine.
Vaya por delante que yo no soy adicto o consumidor de este género pero es que la medida tiene su miga. Porno- impuesto italiano para jo*** más y nunca mejor dicho al personal, incluido dentro del paquete de medidas anti-crisis, anunciado por el Gobierno transalpino.
Pero ahora les toca la difícil misión de definir de forma clara y explícita lo que se entiende por pornografía, para aprobar en los próximos dos meses un Decreto el que se den todos los detalles y establecer las categorías para diferenciar lo que es sexualmente explícito de lo que no.
Aquí sin duda alguna puede echar una mano la legendaria ‘Chicholina’, ¿os acordáis de ella?. ¡Que espectáculo!, aquella actriz porno que también hizo sus pinitos en la esfera política y que enseñaba en sus mítines y apariciones públicas sus senos a diestro y sieniestro. O también a uno de los grandes actores de este género el italiano Rocco Sifredi, aunque no creo que vaya a ayudar nada porque ya ha manifestado que esa disposición demuestra lo moralista que es el Gobierno de su país.
El impuesto está previsto aplicarlo al cine porno, a periódicos y revistas especializados, incluido DVDs y material adjunto, y como dice textualmente el artículo 31 del plan anticrisis italiano a ‘toda obra literaria, teatral y cinematográfica, audiovisual o multimedia, también realizada o reproducida sobre soporte informático o telemático, en la que estén presentes imágenes o escenas con actos sexuales explícitos y no simulados entre adultos’.
Ustedes diran, pero personalmente creo que ya está la situación lo suficiente fastiada para que también venga a gravar el cine en cualquiera de sus modalidades. Sinceramente, creo que estamos perdiendo la cabeza.
Fuente: TBDC
