Duke Nukem fue un juego de los 90 que parecía reivindicar las películas protagonizadas por héroes macarras de los 80. Aliens, tiros, humor grueso, tiros, socarronería, mala leche, tiros y sobre todo un personaje principal que dejaba en pañales a los papeles más vergonzosos que hubieran podido protagonizar Swarzi o el amigo Sly.
El producto que salga de tal fórmula corre el riesgo de no desentonar en la denostada filmografía de nuestro querido Uwe Boll. Por otro lado pienso que Duke Nukem bien podría haber sido el juego que inspirara al inefable director alemán en su afán por dirigir películas sobre videojuegos. Argh! tiemblo sólo de pensarlo, va a resultar que el dichoso entretenimiento digital sí que reblandece el cerebro.
Por cierto, produce Scott Faye, otro señor empeñado en rebajar aún más la imagen que se tiene de los videojuegos. Sólo tienen que echar un vistazo a los trailers de Max Payne que les hemos ido ofreciendo por aquí.
Fuente: Extracine
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