Pues sí, a todo lo llaman corto, amigos, y más aún en esta España ignorante, cool y zafia. Llega el Bunbury, que está tan en su mundo como siempre, cuelga un videoclip en su página web, dice que es un cortometraje, dirigido por un tal Edouard Salier, y se queda tan ancho.
El corto es un videoclip como cualquier otro. No es una de esas piezas audiovisuales de algún grupo en la que cuentan una historia sin canción al principio y al final del mismo, o en las que se aprecia un esfuerzo narrativo, es decir, que cuentan una historia más o menos. Aquí no hay nada de eso. Lo que hay es una colección de imágenes absurdas, artistizoides (ya sé que no existe la expresión, pero permítaseme la licencia), de ideas psicodélicas y psicotrónicas, en definitiva, una estupidez de videoclip.
Para acabar de rematar la bobada, la canción es espantosamente mala.
Fuente: Extracine
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