El reciente estreno en PS3 de Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots, pone de nuevo de manifiesto que el mejor cine de género actual se ve en casa…y se juega con un pad.
La última obra de Hideo Kojima viene a cerrar una prestigiosa saga en la que se nos ha hablado de una sociedad secreta, The Patriots, que controla gobiernos e ingentes cantidades de dinero desde la 2ª Guerra Mundial, de las tiranteces políticas de la guerra fría, del tráfico de armas de alta tecnología, de experimentos genéticos para crear al soldado perfecto… La compleja trama política de Metal Gear convierte a todos sus personajes, protagonistas incluidos (y por ende, al propio jugador), en meros títeres de un plan de acción mayor que los supera a todos y a todo. Ya quisieran para sí muchas películas de acción y espionaje actuales un contenido de esta envergadura y unos personajes con una psicología tan elaborada. Intensidad y dramatismo como pocas veces hemos disfrutado en los últimos tiempos.
Veamos más ejemplos.
En la mejor tradición del Scarface de Brian De Palma se estrenó hace poco otro de los pesos pesados de este año: GTA IV. La historia nos muestra el ascenso al poder en una ficticia New York de Nico Belic, un inmigrante y excombatiente de la guerra de los Balcanes.
Bioshock es un excelente relato de terror que nos introduce en una distopía: Una ciudad submarina creada en los años 40 para albergar (y proteger de un mundo en decadencia) las mentes más brillantes de su generación deviene en la pesadilla con la que se encontrará el protagonista: Tú.
La base en la que sustentan los videojuegos su identidad es la interacción. Nuestra acciones tienen su repercusión en la pantalla. En una película de terror le gritamos al protagonista que no abra esa puerta y lo maldecimos cuando la abre y es atacado por el psicópata de turno. En un juego de terror psicológico como Silent Hill somos nosotros los que decidimos si abrir esa puerta. La excelente dirección artística y la crispante utilización del sonido convierten la experiencia en algo malsano y aterrador, muy diferente a lo que nos puede ofrecer (ni mejor ni peor, diferente) una película.
Así, en GTA una frenética persecución en coche dispara nuestra adrenalina porque el éxito o el fracaso de la acción depende de nosotros, una historia que huye del maniqueísmo y se nutre de las acciones morales como en Fable o Mass Effect nos hace replantearnos cómo somos realmente, Zelda supuso para muchos una refrescante sensación de libertad y un juego sin apenas guión como Mario Galaxy ha desbordado de felicidad y admiración a más de uno.
Es todo un abanico de emociones que por la forma en que se producen, con la participación activa y física del jugador (por lo tanto no sólo espectador) dan un cariz distinto y único a esta nueva y emocionante expresión artística.
Aquí les pongo enlaces a otros interesantes vídeos.
Hellgate London, Final Fantasy XII, Onimusha 3, Mass Effect.
Fuente: Extracine
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